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Día litúrgico: Sábado de la octava de Pascua
Texto del Evangelio ( Mc 16,9-15): Jesús resucitó en la madrugada, el primer día
de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado
siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con Él, que
estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no
creyeron.
Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de
camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco
creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció
y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a
quienes le habían visto resucitado (…).
Comentario: Pbro. Gerardo GÓMEZ (Merlo, Buenos Aires, Argentina)
Ateísmo (rechazo de la fe)
Hoy Jesucristo resucitado se aparece a mujeres y hombres que lo acompañaron en
su vida. Hay diversas reacciones: algunos, de asombro; otros viven la experiencia
con miedo, o con indiferencia o incredulidad; otros creen y gozan del encuentro con
el Resucitado.
Fe es "conocer", un conocer confiando en la palabra de otra persona que me habla.
Ante los misterios de Dios es razonable tener fe y, a la vez, la fe es razonable,
porque tiene también sus razones. Creer en Dios no es un ciego salto al vacío: el
católico, cuando entra en la iglesia, no se quita la cabeza, sino el sombrero. Lo anti-
natural es no creer: hace falta más "fe" para ser ateo que para ser creyente.
—Jesús Resucitado, con mis padres y la Iglesia te he encontrado: quiero creer —
conocerte— más y más. Ahora, en Pascua me das una nueva oportunidad para
reafirmar mi fe en tu resurrección. Concédeme manifestar en mis actos la alegría
de este "encuentro".
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