Master·evangeli.net
Día litúrgico: Miércoles II de Pascua
Texto del Evangelio ( Jn 3,16-21): En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él
no perezca, sino que tenga vida eterna ().
Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona,
España)
Jesucristo, único salvador
Hoy seguimos escuchando la conversación que —de noche— tuvo aquel maestro
judío, Nicodemo, doctor de la Ley, con Jesucristo. Una conversación íntima y
profunda. Nicodemo siente sinceramente la atracción de Jesús: Él es "algo" nuevo
que irrumpe en nuestra historia; sólo alguien que viniera de parte de Dios podría
realizar aquellos milagros.
Nicodemo, como judío convencido, confía la Ley de Moisés. Sin embargo, como el
resto del pueblo de Israel, espera el Mesías-Salvador. Jesús le descubre verdades
insospechadas. Entre ellas que el Mesías es el mismísimo Hijo de Dios, del cual
proviene la salvación del mundo. Sólo un Dios que estuviera dispuesto a sufrir con
nosotros —haciéndose uno de nosotros— podía ofrecer de parte nuestra un
sacrificio realmente agradable a Dios para nuestra salvación. Sabemos que este
Hijo de Dios existe y que es Jesucristo. No se nos ha dado ningún otro nombre por
el cual vayamos a ser salvados.
—Jesús, confieso que eres Dios y, porque realmente eres Dios, te confío mi eterna
salvación.
“servicio brindado por el http://evangeli.net/evangelio”. Con permiso a
homiletica.org