¿Vivir en la luz o en las tinieblas?
2012-04-18
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21
«Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que
crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo
para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en
él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado por no haber creído
en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres
prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace
el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran.
En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se
vea que sus obras están hechas según Dios». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Dios mío, creo en la pasión, muerte y resurrección de tu Hijo. Sé que me amas y
que te interesa tanto mi salvación, y que alcance la vida eterna, que me enviaste a
tu único Hijo para mostrarme el camino a la santidad. Te suplico hoy tu gracia para
dejarme iluminar por tu luz en esta oración, para poder obrar, hoy y siempre, el
bien.
Petición
Jesucristo, ayúdame a corresponder a tan grande amor que recibo de tu parte.
Meditación
¿Vivir en la luz o en las tinieblas?
«Tratemos de entender esto aún mejor. ¿Por qué Cristo es Luz? En el Antiguo
Testamento, se consideraba a la Torá como la luz que procede de Dios para el
mundo y la humanidad. Separa en la creación la luz de las tinieblas, es decir, el
bien del mal. Indica al hombre la vía justa para vivir verdaderamente. Le indica el
bien, le muestra la verdad y lo lleva hacia el amor, que es su contenido más
profundo. Ella es "lámpara para mis pasos" y "luz en el sendero". Además, los
cristianos sabemos que en Cristo está presente la Torá, que la Palabra de Dios está
presente en Él como Persona. La Palabra de Dios es la verdadera Luz que el hombre
necesita. Esta Palabra está presente en Él, en el Hijo. El Salmo 19 compara la Torá
con el sol que, al surgir, manifiesta visiblemente la gloria de Dios en todo el mundo.
Los cristianos entienden: sí, en la resurrección, el Hijo de Dios ha surgido como Luz
del mundo. Cristo es la gran Luz de la que proviene toda vida. Él nos hace
reconocer la gloria de Dios de un confín al otro de la tierra. Él nos indica la senda.
Él es el día de Dios que ahora, avanzando, se difunde por toda la tierra. Ahora,
viviendo con Él y por Él, podemos vivir en la luz» (Benedicto XVI, 12 de abril de
2009).
Reflexión apostólica
«El camino posterior a la conversión inicial sigue siendo un camino en el que hay
que esforzarse por revestirse del hombre nuevo. Un camino en donde no faltan las
grandes alegrías, las luces del Señor, pero en el que también se encuentran valles
oscuros en los que se debe seguir adelante con confianza apoyándose en la bondad
del Señor muerto y resucitado» (Manual del miembro del Movimiento Regnum
Christi , n. 123).
Propósito
Que mi testimonio de vida, coherente con la Palabra de Dios, ilumine el camino de
los demás.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por darme la luz para saber tomar el camino que me lleve a la
santidad. Ciertamente ese camino no es el más fácil, ni ante los ojos humanos el
más bonito o agradable. Es más, hay un temor interno que no me deja
abandonarme totalmente en tu providencia, un espíritu controlador que no logro
dominar fácilmente. Pero qué maravilla saber que Tú, a pesar de mis apegos, me
sigues amando, perdonando, realmente quiero corresponder a tanto amor.
«El Espíritu Santo, con su acción incansable, les ofrecerá pistas que seguir, caminos
que recorrer para parecerse más a Cristo, pero esta ayuda no suprime el esfuerzo
personal»
( Cristo al centro, n. 825)