Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Tiempo de Pascua,
Domingo de la Semana No. 3
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de
entre los muertos * Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor. * Él es
víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero *
Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer
día
Textos para este día:
Hechos 3,13-15.17-19:
En aquellos días, Pedro dijo a la gente: "El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el
Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros
entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis
al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida,
pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo,
hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero
Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías
tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros
pecados."
Salmo 4:
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; / tú que en el aprieto me diste
anchura, / ten piedad de mí y escucha mi oración. R.
Hay muchos que dicen: "¿Quién nos hará ver la dicha, / si la luz de tu rostro ha
huido de nosotros?" R.
En paz me acuesto y en seguida me duermo, / porque tú solo, Señor, me haces
vivir tranquilo. R.
1 Juan 2,1-5:
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a
uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación
por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo
entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: "Yo lo conozco", y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la
verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha
llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
Lucas 24,35-48:
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y
cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas,
cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros." Llenos de
miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué os alarmáis?,
¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en
persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos,
como veis que yo tengo." Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no
acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: "¿Tenéis ahí algo de
comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de
ellos. Y les dijo: "Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo
escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que
cumplirse." Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y
añadió: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al
tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a
todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto."
Homilía
Temas de las lecturas: Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de
entre los muertos * Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor. * Él es
víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero *
Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer
día
1. No es un fantasma
1.1 Más allá de la tumba, un misterio celoso, casi arrogante, ciega nuestra mirada y
desafía nuestra inteligencia. La muerte muestra con orgullo sus triunfos incesantes
y reporta victoria sobre todos: niños y ancianos, hombres y mujeres, infelices que
la han pretendido como escape desesperado o boyantes transeúntes que jamás
hubieran querido encontrarse con ella. Sólo una cosa parece cierta y general: ante
la puerta de la muerte habremos de comparecer todos.
1.2 Esta certeza universal explica suficientemente la reacción de los discípulos ante
la aparición del Resucitado. Bien anota el evangelista: "creían ver un fantasma...".
De la misma raíz que "fantasía", el fantasma incluye por contraste la idea de un
terror que sobrecarga los sentidos y paraliza el pensamiento.
1.3 Es interesante ver que esa impresión sobrehumana, lejos de ayudar, impide
creer, pues Cristo les pregunta: "¿por qué surgen dudas en su interior?". La fe
entonces es más que asombro colosal, es más que una puerta sobre el abismo de lo
incognoscible, es más que la desagradable impresión de palpar el propio límite.
1.4 Jesús en realidad quiere vencer esa distancia infinita que nos aparta de lo que
no podemos controlar con nuestra inteligencia y por eso da a palpar su límite, esto
es, la frontera que su misericordia ha querido visitar y habitar por nuestra
salvación: "Tóquenme y convénzanse de que un fantasma no tiene ni carne ni
huesos, como ven que yo tengo".
1.5 ¡Ay, Dios! Y con semejante testimonio, que más claro no se le encontrará, ha
habido todavía llamados teólogos que niegan la resurrección corporal del Señor...
Tenga él piedad de ellos y de todos nosotros. Que si el primer impulso es castigar a
quienes tales cosas enseñan, será mejor amar y compadecer, bien que sosteniendo
firme la fe inconcusa de los apóstoles y de la Iglesia entera. El evangelio nos
explica, al fin y al cabo, que sólo cuando Dios abre el entendimiento es posible
admitir que hubo una que rompió la trampa y escapó del vientre cenagoso de la
muerte. Se llama Jesucristo.
2. Creer en el amor
2.1 La segunda lectura de hoy da un paso más. La frase fundamental quizás es:
"Sabemos que conocemos a Dios, si cumplimos sus mandamientos". La fe no es
una historia que endulza nuestros oídos simplemente. La fe no es un relato épico
que se contenta con tonificar el corazón. Es una fuerza de vida, y como tal tiene su
lugar propio en la vida.
2.2 El apóstol Juan nos habla así en esta lectura porque ya en su tiempo hubo
quienes pretendían que la fe era una "gnosis", es decir, un "conocimiento"
destinado solamente a nuestra alma y sin una repercusión real ni en nuestro cuerpo
ni en lo que hiciéramos con él. Aquella "gnosis", que ha permanecido larvada o
descarada durante los siglos, va por eso dando bandazos entre el desprecio que
mutila lo corporal y el desafuero que predica y practica el libertinaje.
2.3 Frente a esa demencia, nuestra fe, como la hemos recibido de los apóstoles,
tiene un rostro definido: "el amor de Dios llega verdaderamente a su plenitud en
aquel que cumple su palabra; esta es la prueba de que estamos en él". Somos de
Cristo significa: vamos en seguimiento de Cristo.