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Día litúrgico: Martes III de Pascua
Texto del Evangelio ( Jn 6,30-35): En aquel tiempo, la gente dijo a Jesús: «¿Qué
señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres
comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a
comer».
Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el
pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo ().
Comentario: Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch (Salt, Girona, España)
Antiguo y Nuevo Testamento
Hoy, el problema de los oyentes de Jesús son las pruebas de su divinidad. El Señor
les recuerda el milagro del maná, que alimentó a los hebreos en su travesía del
desierto, después de aquella hambruna inolvidable. El mismo Dios que guió a su
pueblo en el Antiguo Testamento, sigue ahora llamándolo y protegiéndolo. El maná
fue un signo de la misericordia divina que culminará en la Eucaristía, dentro de una
misma historia de Amor.
Es bastante mezquino condicionar nuestra creencia a que Dios se nos imponga con
señales (¿eso es fe?). Pero, ahí tenemos una señal: la maravillosa articulación entre
Antiguo y Nuevo Testamento. Pues en el Antiguo "late" y se prepara el Nuevo, y, al
mismo tiempo, el Nuevo desvela y culmina el Antiguo. En Cristo se cumplen los
anuncios proféticos acerca del Mesías-Salvador.
—Señor, que sea cada vez más consciente de que llevas desde toda la eternidad
"persiguiéndome" con tu Amor, y que tu historia se mezcla con la mía cada día.
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