EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Tercer Domingo de Pascua B
Libro de los Hechos de los Apóstoles 3,13-15.17-19.
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su
servidor Jesús, a quien ustedes entregaron, renegando de él delante de Pilato,
cuando este había resuelto ponerlo en libertad.
Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y pidiendo como una gracia la liberación
de un homicida,
mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo cual
nosotros somos testigos.
Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia, lo mismo que sus
jefes.
Pero así, Dios cumplió lo que había anunciado por medio de todos los profetas: que
su Mesías debía padecer.
Por lo tanto, hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean
perdonados.
Salmo 4,2.4.7.9.
Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor,
tú, que en la angustia me diste un desahogo:
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo:
él me escucha siempre que lo invoco.
Hay muchos que preguntan:
"¿Quién nos mostrará la felicidad,
si la luz de tu rostro, Señor,
se ha alejado de nosotros?".
Me acuesto en paz y en seguida me duermo,
porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso.
Epístola I de San Juan 2,1-5a.
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca,
tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo.
El es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino
también por los del mundo entero.
La señal de que lo conocemos, es que cumplimos sus mandamientos.
El que dice: "Yo lo conozco", y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y la
verdad no está en él.
Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado verdaderamente a
su plenitud. Esta es la señal de que vivimos en él.
Evangelio según San Lucas 24,35-48.
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían
reconocido al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y
les dijo: "La paz esté con ustedes".
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,
pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene
carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero
Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?".
Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario
que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y
en los Salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,
y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos
al tercer día,
y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la
conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto.
comentario del Evangelio por
San Agustín (354-430), obispo de Hipona( África del Norte) y doctor de la
Iglesia
Sermón 238
¿Por qué tenéis estos pensamientos?
Este pasaje del Evangelio... nos muestra verdaderamente quién es
Cristo y verdaderamente quién es la Iglesia..., para que comprendamos
bien a qué Esposa este divino Esposo escogió y quién es el Esposo de esta
Esposa santa... En esta página podemos leer su acta de matrimonio...
Supiste que Cristo era el Verbo, la Palabra de Dios, unido a un alma
humana y con un cuerpo humano... Aquí, los discípulos creyeron ver un
espíritu; no creían que el Señor tenía un cuerpo verdadero.
Pero como el Señor conocía el peligro de tales pensamientos, se apresura a
arrancarlos de su corazón: "¿por qué estos pensamientos invaden vuestro
corazón? Ved mis manos y mis pies; tocad y ved que un espíritu no tiene
carne ni hueso como vosotros veis que yo tengo". Y tú, a estos mismos
pensamientos vanos, opón con firmeza la regla de fe que recibiste...
Cristo es verdaderamente el Verbo, el Hijo único igual al Padre, unido
a un alma verdaderamente humana y con un cuerpo verdadero limpio de
todo pecado. Este es el cuerpo que murió, este cuerpo el que resucitó, este
cuerpo el que fue clavado a la cruz, este cuerpo el que fue depositado en la
tumba, este cuerpo el que está sentado en los cielos.
Nuestro Señor quería persuadir a sus discípulos de que lo que veían,
verdaderamente eran huesos y carne... ¿Por qué quiso convencerme de
esta verdad? Porque sabía, hasta qué punto es para mí un bien creerlo y
cuánto tenía que perder si no creía en esto. Creed pues, también
vosotros:¡Este es el Esposo!
Escuchemos ahora, lo que dijo concerniente a la Esposa...: "Hacía falta
que Cristo sufriera y que resucitara de entre los muertos al tercer día, y
que se proclame en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los
pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén". He aquí la
Esposa: la Iglesia extendida por toda la tierra, que acogió a todos los
pueblos en su seno... Los apóstoles veían a Cristo y creían en la Iglesia,
que no veían. Nosotros vemos la Iglesia; creamos pues en Jesucristo, que
no vemos, y atándonos así a lo que vemos, alcanzaremos lo que todavía no
vemos.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”