Solemnidad. Domingo de Pentecostés
Responsabilidad ciudadana
La Palabra: "Estando los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por
miedo a los judíos, entró el Resucitado y les dijo: como el Padre me ha enviado, así
también os envío yo" (evangelio).
1. El evangelio habla de unos discípulos acobardados por el miedo. Y apunta tres
referencias. Primera, "paz a vosotros". Segunda, Jesús encomienda a sus discípulos
que prosigan la misión que él ha realizado hasta entregar la propia vida; les mostró
las manos y el costado con las cicatrices de la muerte; la paz no ignora el
sufrimiento. Tercera, para que realicen esa misión, Jesús infunde a sus discípulos el
Espíritu, esa fuerza de Dios que alienta, consuela e impulsa.
2. Por poco que nos descuidemos los miedos nos paralizan. No solo son los miedos
a la muerte o a la enfermedad, son también los miedos a manifestar nuestra fe
cristiana, no tanto con largos discursos, sino mostrando con claridad y con nuestra
conducta que optamos por los valores del evangelio: compasión, solidaridad, amor
incluso a nuestros enemigos; aceptando con amor a personas que no piensan ni
actúan como nosotros. Hace unos años nuestra querida poetisa Fina García Marruz
me decía que no le gustaba la palabra "tolerancia", porque a un hermano no se le
tolera, se le ama. Todos somos hermanos y debemos crear continuamente la
fraternidad.
3. Todos estamos viviendo gracias al espíritu que nos da vida y aliento. Jesús de
Nazaret se dejó transformar por el Espíritu y así fue hombre totalmente para los
demás. Cada uno y cada una dejemos que el Espíritu de Pentecostés –se entendían
siendo de distintas regiones y con distintos lenguajes– nos transforme para el bien
común de nuestro pueblo cubano. Sabemos que aquí hay gran variedad de
personas y de culturas, así como un mestizaje religioso. Los reparos de unos hacia
los otros solo llevan al alejamiento, la desconfianza y la discriminación siguiendo la
ley del más fuerte. La responsabilidad ciudadana que deben ejercer todos los
cubanos exige perder los miedos al otro, abrir las puertas al que no piensa como
nosotros, desatar lazos y cadenas que nos impiden ser libres y relacionarnos como
hermanos, aceptando también al diferente.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net