EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la quinta semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 14,19-28.
Vinieron de Antioquía y de Iconio algunos judíos que lograron convencer a la
multitud. Entonces apedrearon a Pablo y, creyéndolo muerto, lo arrastraron fuera
de la ciudad.
Pero él se levantó y, rodeado de sus discípulos, regresó a la ciudad. Al día
siguiente, partió con Bernabé rumbo a Derbe.
Después de haber evangelizado esta ciudad y haber hecho numerosos discípulos,
volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia.
Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles
que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios.
En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los
encomendaron al Señor en el que habían creído.
Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia.
Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía.
Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de
Dios para realizar la misión que acababan de cumplir.
A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que
Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos.
Después permanecieron largo tiempo con los discípulos.
Salmo 145(144),10-11.12-13.21.
Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder.
Así manifestarán a los hombres tu fuerza
y el glorioso esplendor de tu reino :
tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel
en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones.
Mi boca proclamará la alabanza del Señor:
que todos los vivientes bendigan su santo Nombre,
desde ahora y para siempre.
Evangelio según San Juan 14,27-31a.
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni
teman !
Me han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me amaran, se alegrarían de
que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este
mundo: él nada puede hacer contra mí,
pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha
ordenado. Levántense, salgamos de aquí.
Comentario del Evangelio por
Cardenal Joseph Ratzinger [Papa Benedicto XVI]
Meditaciones de Semana Santa, 1969
«Me voy, pero volveré»
El evangelista Juan remonta ambos sacramentos [del bautismo y de la
eucaristía] a la cruz: los ve brotar del costado abierto del Señor (19,34) y descubre
allí el cumplimiento de una palabra de Jesús en su discurso de despedida: "me voy
y volveré " (griego). " Por lo tanto, vengo; sí, mi partida - la muerte sobre la cruz -
es también mi regreso".
Mientras vivimos, nuestro cuerpo no es sólo el puente que nos úne unos a
otros, es también la barrera que nos separa, nos encierra en el reducto
infranqueable de nosotros mismos... Su costado abierto es el símbolo de la nueva
apertura que el Señor se granjeó en la muerte. En lo sucesivo, se quita la barrera
de su cuerpo: la sangre y el agua fluyen de su costado a través de la historia en un
flujo inmenso; como Resucitado, es el espacio abierto que nos convida a todos.
Su vuelta no es un acontecimiento lejano, situado al final de los tiempos:
comenzó a la hora de su muerte, de donde vino a nosotros, de un modo totalmente
nuevo. Así, en la muerte del Señor, se cumplió el destino del grano de trigo: si no
es enterrado en tierra, queda infecundo, pero si cae en tierra y muere, da mucho
fruto (Jn 12,24). Todos nosotros, todavía vivimos del fruto de este grano de trigo
que murió. En el pan de la eucaristía, recibimos la multiplicación inagotable de los
panes del amor de Jesucristo, bastante rico para saciar el hambre de todos los
siglos.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”