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Día litúrgico: Domingo VI (B) de Pascua
Texto del Evangelio ( Jn 15,9-17): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus
discípulos: () Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y
permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y
vuestro gozo sea colmado (). Os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que
vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre
os lo conceda ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Juan 15: la perseverancia (fruto y amor van unidos)
Hoy, "fruto" y "amor" aparecen unidos: el fruto verdadero es el amor que ha
pasado por la cruz, por las purificaciones de Dios. También el "permanecer" es
parte de ello. Juan 15 menciona numerosas veces el verbo "permanecer". Lo que
los Padres llaman "perseverantia" —el perseverar pacientemente en la comunión
con el Señor a través de todas las vicisitudes de la vida— aquí se destaca en primer
plano.
Resulta fácil un primer entusiasmo, pero después viene la constancia también en
los caminos monótonos del desierto que se han de atravesar a lo largo de la vida.
Si el fruto que debemos producir es el amor, una condición previa es precisamente
este "permanecer", que tiene que ver profundamente con esa fe que no se aparta
del Señor.
—La oración es un factor esencial de este "permanecer": a quien ora se le promete
que será escuchado. Rezar en nombre de Jesús no es pedir cualquier cosa, sino el
don fundamental que, en sus sermones de despedida, Él denomina como "la
alegría".
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