VI Domingo de Pascua, Ciclo B.
Segunda Lectura: I Juan 4,7-10
“Dios es amor”
La liturgia de hoy nos presenta un mensaje de esperanza, que a la vez se
convierte en programa de vida y plenitud de nuestro ser: “Dios es amor”. El
Evangelio recoge las palabras consoladoras de Jesús en la última cena: “Como el
Padre me am, yo también los he amado a ustedes; permanezcan en mi amor” (Jn
15,9). En la 2ª lectura san Juan afirma que “Dios es amor” (1Jn 4,8); y en la 1ª
lectura de los Hechos de los apóstoles Pedro refiere que en Dios no hay acepción de
personas (10, 34), su amor es personal y universal: Él ha venido a salvar a todos y
a cada hombre, sin distinción alguna.
Como venimos haciendo, nosotros nos concentramos en la segunda lectura
de la primera carta de san Juan en una de las verdades más sublimes de la
Revelacin: “Dios es amor”, en esto consiste “ser de Dios”. Nadie puede alcanzar la
comunión con Dios, si no está en consonancia con la esencia de Dios, que es ser
amor.
El amor de Dios es “eterno” (Is 54,8). “Porque los montes se correrán y las
colinas se moverán, mas mi amor de tu lado no se apartará” (Is 54,10). “Con amor
eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti” (Jr 31,3).
El ser mismo de Dios es Amor. Al enviar en la plenitud de los tiempos a su
Hijo único y al Espíritu de Amor, Dios revela su secreto más íntimo (cf. 1 Cor 2,7-
16; Ef 3,9-12); Él mismo es una eterna comunicación de amor: Padre, Hijo y
Espíritu Santo, y nos ha destinado a participar en Él. Dios es generosidad absoluta,
benevolencia infinita.
Ahora bien, qué significa que “Dios es amor”?, quiere decir que Dios es
amor como entrega; es la donación de sí mismo, difundirse a sí mismo, aunque Él
permanece siempre el mismo. En efecto, el amor de Dios se ha manifestado en el
envío de su Hijo unigénito (v.9). A ello se añade que esta entrega de su Hijo –a la
muerte–, como expiación por nuestros pecados, ha sido totalmente gratuita e
inmerecida por parte nuestra (v.10).
Se trata de la máxima expresin de su amor. Por consiguiente, “Dios es
amor” quiere decir: es el que ha entregado su Hijo a la muerte, en favor nuestro.
“Dios es amor” significa: Dios es el amor que se nos ha manifestado en Cristo.
“…amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido
de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es
amor”.
Para dar testimonio de la autenticidad del amor de Dios para con nosotros
Él no dudó en entregarnos a su propio Hijo: “En esto se manifest el amor que Dios
nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio
de Él” (v.9). A este Dios, que es amor, y que nos llama a esta unin de amor con
Él, correspondámosle con nuestra gratitud. Ofrezcámosle, además, nuestra entrega
total a Él en la realización de la vocación en la que nos ha llamado a servirle. Y,
finalmente, hagamos que nuestro amor a Él se exprese en ese “amarnos unos a
otros, porque el amor es de Dios”.
Por consiguiente, san Juan coloca el amor de Dios en relación con nosotros,
que somos los destinatarios de ese amor. Y subraya que el amor de Dios se
presenta ante el mundo. Dios envió su Hijo al mundo, para que nosotros
pudiéramos nacer de Dios, para que nosotros pudiéramos “conocer” a Dios, para
que nosotros tuviéramos comunión con Dios. Y esto para que nosotros naciéramos
del amor, y “conociéramos” al amor, y viviéramos amando a Dios a nuestros
hermanos, y así, fuéramos signo y presencia del amor de Dios.
Ante la esencia del ser de Dios, que es amor, no podemos menos que decir
con san Nicolás de Flüe: “Seor mío y Dios mío, quítame todo lo que me aleja de
ti! ¡Señor mío y Dios mío, dame todo lo que me acerca a ti! ¡Señor mío y Dios mío,
despójame de mí mismo para darme todo a ti (San Nicolás de Flüe, Oración).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)