La gran verdad: Dios me ama.
2012-05-13
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me ama, así los amo
yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi
amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su
amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado.
Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes
son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el
siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he
dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha
destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el
Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se
amen los unos a los otros». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, hoy que se celebra a tu Madre, en la advocación de la Virgen de Fátima, me
acerco a Ti en esta oración, necesito tu luz para a descubrir tu amor. Nunca dejes
que me «acostumbre» a una vida de oración tibia, pasiva, egocéntrica. Ayúdame a
mantenerme, como María, en plena comunión contigo.
Petición
Jesús, dame la gracia de amarte del mismo modo como te amo María, en la
oración, la entrega y las obras.
Meditación
La gran verdad: Dios me ama.
«¿Cómo puede un joven ser fiel a la fe cristiana y seguir aspirando a grandes
ideales en la sociedad actual? En el evangelio que hemos escuchado, Jesús nos da
una respuesta a esta importante cuestión: “Como el Padre me ha amado, así os he
amado yo; permaneced en mi amor”. Sí, queridos amigos, Dios nos ama. Ésta es
la gran verdad de nuestra vida y que da sentido a todo lo demás. No somos fruto
de la casualidad o la irracionalidad, sino que en el origen de nuestra existencia hay
un proyecto de amor de Dios. Permanecer en su amor significa entonces vivir
arraigados en la fe, porque la fe no es la simple aceptación de unas verdades
abstractas, sino una relación íntima con Cristo que nos lleva a abrir nuestro
corazón a este misterio de amor y a vivir como personas que se saben amadas por
Dios.
Si permanecéis en el amor de Cristo, arraigados en la fe, encontraréis, aun en
medio de contrariedades y sufrimientos, la raíz del gozo y la alegría. La fe no se
opone a vuestros ideales más altos, al contrario, los exalta y perfecciona. Queridos
jóvenes, no os conforméis con menos que la Verdad y el Amor, no os conforméis
con menos que Cristo» (Benedicto XVI, 20 de agosto de 2011).
Reflexión apostólica
«Ningún cristiano puede sentirse solo, desamparado o abandonado; María le
acompaña y le anima con su aliento y su calor de madre. A Ella acude en los
momentos de peligro; Ella le conforta ante las dificultades; y le anima con la
sencillez y sublimidad de su testimonio. Ella le asiste siempre con su poderosa
intercesión» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 168).
Propósito
Invitar, con valentía y humildad, a acercarse al amor de Cristo a una persona
cercana que esté deprimida.
Diálogo con Cristo
Señor, me llamas a no quedarme pasivamente mirando cómo van las cosas del
mundo, sino a imprimir, en las personas y en los sucesos, la fuerza de tu amor.
Ayúdame a vivir a la altura de mi vocación cristiana. Bajo la protección de María y
por el inmenso amor que me tienes, sé que lo puedo lograr.
«María Santísima, Madre del buen consejo, que enseñó al corazón humano de su
Hijo las virtudes de la bondad y la mansedumbre, alimente en cada uno de ustedes
estas dos dimensiones tan esenciales y características de la caridad cristiana»
( Cristo al centro , n. 1440).