“y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar”
Jn 16, 20-23a
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. USTEDES ESTARÁN TRISTES, PERO ESA TRISTEZA SE CONVERTIRÁ EN
GOZO
Dice Jesús: “Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en
cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”
Jesús, hace una referencia ilustrativa de la tristeza y gozo que van a tener por su muerte
y resurrección, diciendo: La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó
la hora…. esta ilustracin la hace con la comparacin, tan usual en el Antiguo
Testamento expresada en el Libro de Isaías, 66, 7.14, que dice: “¡Antes que estuviese
de parto, dio a luz un hijo! ¡Antes que le viniesen los dolores, dio a luz un Varón!....
seréis traídos sobre la cadera, y sobre las rodillas seréis acariciados. Como aquel a
quien su madre consuela, Así os consolaré yo a vosotros…… Vosotros lo veréis, y se
Alegrará vuestro Corazón; vuestros huesos Florecerán como la hierba. Se Dará a
conocer que la mano del Señor está con sus siervos, pero su Indignación está con sus
enemigos”.
En la frase de Jesús, puede haber sugerencias mesiánicas, ya que él les dice que ahora
tienen tristeza por el anuncio de su muerte; pero a la hora de la resurrección, pues se
verán mutuamente en las apariciones siguientes a la resurrección, tendrán gozo.
Precisamente san Lucas, describiendo la aparición de Jesús resucitado a los Once, dirá
que casi no creían en fuerza del gozo -san Lucas 24:41; Mateo 28:8 -, y será tan
profundo y definitivo, que tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Y con gozo
poseerán la plenitud de la fe total, fuerte e indestructible.
En la vida de Jesús, encontramos la amargura que nos produce el recordar su muerte
en Semana Santa, sin embargo nos llenamos de alegría, al amanecer del domingo de
resurrección. Tal como nos dijo Jesús: También ustedes ahora están tristes, pero yo los
volveré a ver, y tendrán una alegría y, nadie les podrá arrebatar ese gozo.
2. DICE JESÚS: AQUEL DÍA NO ME HARÁN MÁS PREGUNTAS.
Estas son promesa que hizo Jesús y, son de optimismo. La revelación más clara de la
promesa que les hace a los apóstoles es que será en aquel día. La frase es de tipo
profético, y se refiere a un período, como se relata en Hechos 2,17 que dice: “Sucederá
en los últimos Días, dice Dios, que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. Vuestros
hijos y vuestras hijas Profetizarán, vuestros Jóvenes Verán visiones, y vuestros
ancianos Soarán sueos”. Este se inaugura en Pentecostés. No se refiere a los
cuarenta días en que, después de resucitado, les habló del reino (Hech c.3; Jn 21:12).
Es todo el período que comienza en Pentecostés, para continuarse indefinidamente.
Muchas veces, Jesús tuvo que hablar en forma figurada, en parábolas y todo tipo de
lenguaje figurado o sapiencial. La grandeza del tema y la rudeza de ellos en algunos
casos, hizo a Jesús utilizar este sistema pedagógico. Pero en aquel día ya les hablará
claramente del Padre. El Espíritu Santo, que les enviará, les iluminará de tal manera que
no necesitarán preguntarle nada, porque estarán suficientemente ilustrados, por las
luces del Espíritu, para conocer óptimamente al Padre. Se cumple así lo del profeta:
“Vienen días en que no tendrán que ensearse unos a otros, diciendo: Conoced al
Señor, sino que todos me conocerán, desde los pequeos hasta los grandes”. (Jeremías
31:31-34).
3. TENDRÁN UNA ALEGRÍA QUE NADIE LES PODRÁ QUITAR
Así es nuestra vida de cristianos, orientada a las alegría pascuales, pero antes,
previamente, debemos pasar por tristezas y penas, los sufrimientos de Calvario. Jesús
se los hizo saber a sus discípulos, se los repitió en diversas oportunidades y de distintas
formas, es decir con distintas palabras, pero siempre con claridad, como en este
fragmento del Evangelio: ““Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el
mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá
en gozo.”. Es decir, tristes, pero del mismo modo, con mucha esperanza, pues Jesús les
promete la alegría y que esa tristeza se convertirá en gozo y los volverá a ver, y por eso
“tendrán una alegría que nadie les podrá quitar”
El Evangelio, es la Buena Noticia, es el mensaje de alegría, que nos invita a vivir en el
amor del que nos amo primero. Y este amor, el mismo amor de Cristo, ha sido infundido
en nuestros corazones por el Espíritu Santo.
4. NUESTRA TAREA APOSTÓLICA DEBE ESTAR ANUNCIADA POR LA
ALEGRÍA
Seamos apóstoles alegres, no olvidemos que todos estamos llamados al anuncio del
Evangelio en primera persona, según nuestras capacidades y posibilidades. Tenemos la
convicción de que el Evangelio es un mensaje de alegría. El mismo Cristo es el
Evangelio, la Noticia eficaz, la buena, la alegre que llena nuestras existencias.
Es así como nuestra tarea apostólica debe estar anunciada por la alegría. Un anuncio
apagado, triste, sin vida ni entusiasmo, no es capaz de mostrar la esencia del mensaje
cristiano. Es de este modo, como en nuestro apostolado debe brotar de la alegría
profunda que nace del corazón convertido y entregado al servicio del Padre.
Recordemos a nuestra Santísima Virgen María cuando va a visitar a su prima Isabel,
ella lo hace entusiasmada por el amor y el auxilio a su pariente que esta encinta y así de
este modo se convierte en un gran testimonio de alegría, Isabel experimenta en su
corazón la alegría que ve en María y le dice: Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo
que se le dijo de parte del Señor.
El Señor les Bendiga