Les aseguro "que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá”
Jn 16, 23b-28
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. “LES ASEGURO QUE TODO LO QUE PIDAN AL PADRE EN MI NOMBRE,
EL SE LO CONCEDERÁ”
En este hermoso Evangelio, Jesús no dice: Les aseguro "que todo lo que pidan al Padre
en mi Nombre, él se lo concederá. Es una promesa de mucho optimismo.
En el comienzo de este versículo, Jesús les decía a sus discípulos: “en aquel día no me
preguntaran nada, en verdad, en verdades les digo” El poder de su oracin en aquel día.
Cristo les invita también, “Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre”. Hoy, así es como él
nos motiva a que pidamos al Padre en “su nombre.” Todos han de rogar al Padre por la
fe en Cristo, el Hijo de Dios encarnado. Hasta ahora los discípulos sabían el gran poder
intercesor de Cristo (Jn 11:22). Pero no lo habían puesto a El como intercesor, no
habían pedido en su “nombre” de Hijo de Dios encarnado.
Al decir Jesús “Les aseguro que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, El se lo
concederá” nos garantiza el éxito de la oracin así hecha al Padre y de “lo que pidan”.
Como en otros relatos evangélicos, (Jn 14:13.14), por el “paralelismo” de estos
contextos, es una enunciación de tipo de la sabiduría o relacionado con ella, que supone
restricciones o condiciones con las que ha de entenderse. Tal es también su formulación
sapiencial en los Evangelios sinópticos (Mt 7:7-11 par.). La misma conclusión de esta
enseanza: que pidan en su nombre “para que vuestro gozo sea cumplido,” hace ver
que esta oracin será escuchada dentro de la finalidad que aquí se establece: “para que
su gozo sea cumplido.” ¿Cuál es éste? Esta frase aparece con perspectivas distintas en
san Juan (Jn 15:11; 17:13). Pero si, “en aquel día,” ya iluminados por el nuevo estado de
cosas, tendrán el gozo cumplido al ser escuchados por pedir en el nombre de Cristo,
supone esto que lo que piden los apóstoles está en consonancia con este nuevo estado
de cosas y con el Espíritu que entonces los moverá en su actuación.
2. CONFIEMOS EN JESÚS Y SU PROMESA DE OÍR NUESTRAS ORACIONES
Y CONCEDERNOS LO QUE LE PIDAMOS
Dice Jesús “Y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes” Y como nueva
garantía, les dice que no necesitarán que El ruegue por ellos ante el Padre. No es que
niegue la necesidad de su intercesión (Jn 15:5; Heb 7:25), lo que les quiere destacar es
la confianza y seguridad con que deben hacer esta oracin en su “nombre,” pues deben
saber que ya el Padre los “am,” porque han creído en que El “ha salido de Dios.”
Nos asegura Jesús que todo lo que pidamos, nos lo concederá el Señor, el asunto ahora
es como debe ser nuestra petición, esta ha de ser confiada, porque cuando nuestra
confianza es débil, nos damos cuenta que no conseguimos lo que pedimos.
Dios es nuestro Padre, cuando nos presentemos a El, hagámoslo del mismo modo
cuando éramos pequeños y al pedir a nuestro padre pedíamos sabiendo lo que
conseguiríamos, con confianza de hijos, con esa confianza en la maravillosa
misericordia, la gran ternura y bondad que hay en nuestro Padre celestial.
Confiemos en Jesús y su promesa de oír nuestras oraciones y concedernos lo que le
pidamos. Si bien es cierto que a veces no sucede, es por que pedimos mal y no es por
la ineficacia de la oración.
3. NO DEBEMOS DEJAR DE LADO LA PERSEVERANCIA, PORQUE JESÚS
NOS PROMETE QUE NOS OIRÁ NUESTRAS ORACIONES
Por eso la oración debe cumplir ciertos requisitos tales como la confianza de ser hijos de
Dios y de amistad con Jesús. Además debe hacerse con humildad, porque estamos
necesitados y delante del Padre somos indigentes y tenemos que reconocer que
necesitamos mucho de El. Y no debemos dejar de lado la perseverancia, porque Jesús
nos promete que nos oirá nuestras oraciones. Pero no nos dijo cuantas veces hemos de
pedir. También estemos dispuestos al orar a recibir la voluntad del Señor y confiados
que nuestro Padre siempre nos dará lo que es mejor para nosotros, incluso no
coincidiendo a veces con lo que nosotros deseemos.
Luego Jesús les dice: Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Muchas veces
tuvo que hablar en forma figurada, en parábolas. La grandeza del tema y la rudeza de
ellos hizo a Cristo utilizar este sistema pedaggico. Pero “en aquel día” ya les hablará
claramente del Padre. El Espíritu Santo, que les enviará, les iluminará de tal manera que
no necesitarán preguntarle nada, porque estarán suficientemente ilustrados, por las
luces del Espíritu, para conocer óptimamente al Padre. Se cumple así lo del profeta:
“Vienen días. en que no tendrán que ensearse unos a otros, diciendo: “Conoced a
Yahvé,” sino que todos me conocerán, desde los pequeos hasta los grandes”
El Señor les Bendiga