Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo de Pascua,
Semana No. 7, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas : Un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está
vivo * El Señor puso en el cielo su trono. * Apacienta mis corderos, apacienta mis
ovejas
Textos para este día:
Hechos 25,13-21:
En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a
Festo, y se entretuvieron allí bastantes días. Festo expuso al rey el caso de Pablo,
diciéndole: "Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los
sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo
su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las
buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga
ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto,
al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando
los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo
suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto
llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante
discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, como
Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad,
he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César."
Salmo 102 :
Bendice, alma mía, al Señor, / y todo mi ser a su santo nombre. / Bendice, alma
mía, al Señor, / y no olvides sus beneficios. R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, / se levanta su bondad sobre sus fieles; /
como dista el oriente del ocaso, / así aleja de nosotros nuestros delitos. R.
El Señor puso en el cielo su trono, / su soberanía gobierna el universo. / Bendecid
al Señor, ángeles suyos, / poderosos ejecutores de sus órdenes. R.
Juan 21,15-19:
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a
Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí,
Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis corderos." Por
segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le contesta: "Sí,
Señor, tú sabes que te quiero." Él le dice: "Pastorea mis ovejas." Por tercera vez le
pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le
preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú conoces todo, tú
sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando
eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo,
extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras." Esto dijo
aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
"Sígueme."
Homilía
Temas de las lecturas: Un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está
vivo * El Señor puso en el cielo su trono. * Apacienta mis corderos, apacienta mis
ovejas
1. El Kerigma
No podemos dejar terminar este tiempo bendito de Pascua sin hacer un buen
resumen del kerigma, es decir, de aquel anuncio básico de la salvación. En la
primera lectura de hoy encontramos una síntesis en las palabras que utiliza Festo
refiriréndose al mensaje de Pablo. Todo el “problema” está en “un tal Jesús, ya
muerto, y que, según Pablo, está vivo”. Repasemos este kerigma con una serie de
textos bíblicos y aprovechemos esta recapitulación para prepararnos también a la
evangelización.
2. ¿Cómo es el hombre lejos de Dios? —Extravío y autodestrucción
Así está escrito: "No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios. Todos se han extraviado; por igual se han corrompido. No
hay nadie que haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." (Rom 3,10-12).
Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios (Rom 3,23).
Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La
gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables,
calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros,
impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios (2 Timoteo 3,1-4).
3. ¿Qué hizo Dios, compadecido de los hombres? —Nos dio a su propio Hijo
Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en
él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3,16).
Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos
pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5,8).
Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en
quien tenemos redención, el perdón de pecados (Colosenses 1,13-14).
4. ¿Quién es Cristo para mí? —Él es el Señor y Salvador
Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero (1
Timoteo 1,15).
La ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han
llegado por medio de Jesucristo (Juan 1,17).
Si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que
reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio
de un solo hombre, Jesucristo (Romanos 5,17).
Como Jesús permanece para siempre, su sacerdocio es imperecedero. Por eso
también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya
que vive siempre para interceder por ellos (Hebreos 24,25).
Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y
nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano (Juan 10,27-28).
5. ¿Qué debo hacer entonces? —Sigue estos siete pasos hoy mismo:
5.1 Arrepiéntete de las obras muertas
Comenzó Jesús a predicar: "Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca."
(Mateo 4,17).
A menos que se arrepientan, todos ustedes también perecerán (Lucas 13,3).
Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se
vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá
misericordia. (Isaías 55,7).
5.2 Confía en la misericordia de Dios
Así dice la Escritura: "Todo el que confíe en él no será jamás defraudado." No hay
diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice
abundantemente a cuantos lo invocan (Rom 10,11-12).
Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te
invocan (Salmo 86, 5).
El poder de su majestad, ¿quién lo calculará? ¿quién pretenderá contar sus
misericordias? (Eclesiástico 18,5).
5.3 Pide el don del Espíritu Santo
Nadie puede decir: "Jesús es el Señor" sino por el Espíritu Santo (1 Corintios 12,3).
Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el
Espíritu Santo (Hechos 1,5)
Cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos
tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
(Hechos 1,8)
Si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el
Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! (Lucas 11,13)
5.4 Proclama a Cristo como tu Señor
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo
levantó de entre los muertos, serás salvo. (Romanos 10,9)
Dios envió su mensaje al pueblo de Israel, anunciando las buenas nuevas de la paz
por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos (Hechos 10,36).
El ángel les dijo: "No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán
motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de
David un Salvador, que es Cristo el Señor." (Lucas 2,10-11).
Nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya hemos
recibido la reconciliación (Romanos 5,11).
5.5 No te dejes confundir por abundancia de milagros o mucha palabrería
Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la
interpretación particular de nadie (2 Pedro 1,20).
Si alguien les dice a ustedes: '¡Miren, aquí está el Cristo!' o '¡Allí está!', no lo crean.
Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y
milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos. Fíjense que se lo he
dicho a ustedes de antemano (Mateo 24,23-25).
Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el
Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el
mundo muchos falsos profetas. En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de
Dios: todo profeta que reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano, es de
Dios (1 Juan 4,1-2).
En el pueblo judío hubo falsos profetas, y también entre ustedes habrá falsos
maestros que encubiertamente introducirán herejías destructivas, al extremo de
negar al mismo Señor que los rescató. Esto les traerá una pronta destrucción (2
Pedro 2,1).
5.6 Únete de corazón ( ¡ vuelve ! ) a su Pueblo Santo, que es la Iglesia
Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, la cual es su cuerpo (Efesios 5,23); Cristo
amó a la Iglesia y se entregó por ella (Efesios 5,25).
Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a
la Iglesia unas tres mil personas. Se mantenían firmes en la enseñanza de los
apóstoles, en la comunión, en el compartir del pan y en la oración (Hechos 2,41-
42).
La casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la
verdad... (1 Timoteo 3,15).
En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos
descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en
la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros. Pero
cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó,
no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó
mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo
(Tito 3,5)
5.7 Organiza tu nueva vida
Dice Cristo: Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna
rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así
tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí (Juan 15,4).
Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero
el cuerpo es débil (Mt 26,41).
Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y
comprensión espiritual, para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en
todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios
y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con
paciencia en toda situación, dando gracias con alegría al Padre (Col 1,9-12).
Tú, permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues
sabes de quiénes lo aprendiste. Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras,
que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo
Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender,
para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté
enteramente capacitado para toda buena obra (2 Tim 3,14-17).
Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! Que su amabilidad sea evidente
a todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión,
con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de
Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos
en Cristo Jesús. Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo
respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración,
en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. (Filipenses 4,4-8).
Fr. Nelson Medina, O.P.