La unidad es señal y muestra de amor.
2012-05-24
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 17, 20-26
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre, no sólo te pido por
mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos,
para que todos sean uno, como Tú, Padre, en mí y Yo en ti somos uno, a fin de que
sean uno en nosotros y el mundo crea que Tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos
uno. Yo en ellos y Tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo
conozca que Tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.
Padre, quiero que donde Yo esté, estén también conmigo los que me has dado,
para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes
de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero Yo sí te conozco y éstos han
conocido que Tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré
dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y Yo también en
ellos». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor Jesús, en Ti se restaura la unidad perfecta con Dios. Podré participar en ella
con el cumplimiento del mandamiento del amor, por eso te pido que envíes a tu
Espíritu Santo para que esta oración me una más planamente a Ti y a tu Iglesia.
Petición
Señor, ayúdame a descubrir qué puedo hacer para trasmitir tu mensaje de amor y
unidad a los demás.
Meditación
La unidad es señal y muestra de amor.
«Sabemos que Jesús en su oración durante la Última Cena dirigió también
peticiones al Padre, súplicas que contienen al mismo tiempo un llamamiento a sus
discípulos de entonces y de todos los tiempos. Quisiera en este momento referirme
sólo una súplica que, según Juan, Jesús repitió cuatro veces en su oración
sacerdotal. ¡Cuánta angustia debió sentir en su interior! Esta oración sigue siendo
de continuo su oración al Padre por nosotros: es la plegaria por la unidad. Jesús
dice explícitamente que esta súplica vale no sólo para los discípulos que estaban
entonces presentes, sino que apunta a todos los que creerán en él. Pide que todos
sean uno "como tú, Padre, en mí, y yo en ti, para que el mundo crea". La unidad de
los cristianos sólo se da si los cristianos están íntimamente unidos a él, a Jesús. Fe
y amor por Jesús, fe en su ser uno con el Padre y apertura a la unidad con él son
esenciales. Esta unidad no es algo solamente interior, místico. Se ha de hacer
visible, tan visible que constituya para el mundo la prueba de la misión de Jesús por
parte del Padre» (Benedicto XVI, 21 de abril de 2011).
Reflexión apostólica
«La vida de los miembros se desarrolla en un marco de comunión espiritual y de
caridad fraterna, como ocurre y ha ocurrido siempre en la Iglesia desde los inicios
del cristianismo. Esta realidad se concreta, en la pertenencia a un equipo, que es
un pequeño grupo de miembros que se ayudan y alientan mutuamente para vivir
mejor y perseverar en su vocación cristiana y potenciar su actividad apostólica »
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 64).
Propósito
Fortalecer mi unidad con Dios en la oración, y con mi familia, en el diálogo continuo
y fraterno.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, la unidad es la base para vivir el mandamiento de la caridad. Tú esperas
que viva como los primeros cristianos, difundiendo mi fe, siendo un solo corazón y
una sola alma con los demás. Quiero corresponderte pensando y hablando siempre
bien de los demás, y buscando siempre construir, nunca destruir, lo que me lleve a
una unidad sincera con los demás.
«Que el espíritu de unión, de amor y caridad, de humildad y de piedad que irradie
su manera de vivir sea el testimonio siempre vivo para el mundo de que vienen de
Cristo y son de Él»
( Cristo al centro , n. 147).