“Reciban el Espíritu Santo”
Jn 20, 19-23
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
JESÚS ES EL SEÑOR
El domingo de Pentecostés recoge toda la alegría pascual como un haz de luz resplandeciente
y la difunde con una impetuosidad incontenible no sólo en los corazones, sino en toda la tierra.
El Resucitado se ha convertido en el Señor del universo: todas las cosas tocadas por él quedan
como investidas por el fuego, envueltas en su luz, se vuelven incandescentes y transparentes
ante la mirada de la fe. Ahora bien, ¿es posible decir que «Jesús es el Señor» sólo con la
palabra?
Que Jesús es el Señor sólo puede ser dicho de verdad con la vida, demostrando de manera
concreta que él ocupa todos los espacios de nuestra existencia. En él, todas las diferencias se
convierten en una expresión de la belleza divina, todas las diferencias forman la armonía de la
unidad en el amor. Hemos sido reunidos conjuntamente «para formar un solo cuerpo» y, al
mismo tiempo, tenemos dones diferentes, diferentes carismas, cada uno tiene su propio rostro
de santidad. El amor, antes que reducirlo, incrementa todo lo que hay de bueno en nosotros y
nos hace a los unos don para los otros. Sin embargo, no podemos vivir en el Espíritu si no
tenemos paz en el corazón y si no nos convertimos en instrumentos de paz entre nuestros
hermanos, testigos de la esperanza, custodios de la verdadera alegría.
ORACION
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don en tus dones
espléndido; luz que penetras las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del
alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que en fuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Ven, Espíritu enviado por el Padre, en
nombre de Jesús, el Hijo amado: haz una y santa a la Iglesia para las nupcias eternas del
Cielo.