Comentario al evangelio del Viernes 01 de Junio del 2012
El evangelio de hoy es uno de los pasajes que más me conmueven al pensar en la humanidad de Cristo.
Quizá nos hemos acostumbrado pero la verdad de nuestra fe al afirmar que Jesús es verdadero Dios y
verdadero hombre, nos convierte a los cristianos en gente realmente osada.
Jesús tiene hambre. Camina, está cansado y nada hay para comer en ese momento porque pasan por
una higuera “pero no es tiempo de higos”. Ni corto ni perezoso, en lugar de utilizar su poder divino
para hacer florecer la higuera y disfrutar sus frutos, se enfada con ella, la maldice y la seca de raíz.
Este pasaje enmarca la expulsión de los mercaderes del Templo en el evangelio según san Marcos.
Posiblemente los discípulos y el mismo Marcos se sintieron obligados a dar alguna explicación para tal
comportamiento. Si se tratara de un adolescente, no hubiera sido más que una rabieta… Si aplicamos un
tratado de moral clásica, Jesús se hubiera llevado por delante buena parte de las virtudes cristianas. Y
sin embargo, el evangelio aprovecha este hecho para animarnos a crecer en la fe y en la perseverancia
en la oración.
Para mí no deja de ser un misterio. Estamos demasiado acostumbrados a no tomar en serio la
humanidad de Jesús, nuestro Dios y Señor. Y a veces, defendemos lo indefendible. Con lo fácil que
sería adorar el misterio, sonreir ante la enorme sencillez de Cristo y la grandeza de su humanidad que
nos salva y nos hace más humanos.
Hoy recordamos a San Justino, filósofo y mártir, “el más importante de los padres apologistas del siglo
II”, según Benedicto XVI. Es un buen intercesor para pedir hoy a Dios que nos enseñe a contemplar
sin escandalizarnos, la grandeza de la humanidad de Cristo, su claridad, su fe, su íntima unidad con el
Padre… ¡Se nos permite maldecir alguna higuera inocente si somos capaces de volver a ella y reconocer
con humildad, que solo Dios da la vida y nos concederá todo lo que le pidamos!
Vuestra hermana
Rosa Ruiz, misionera Claretiana
Rosa Ruiz, misionera Claretiana