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Día litúrgico: Martes VIII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mc 10,28-31): En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a
Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo:
«Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre,
hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno
().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La llamada de Dios y la entrega del hombre (la vocación cristiana)
Hoy consideramos que la salvación requiere abrirse con fe a la gracia de Cristo, el
cual, sin embargo, pone una condición exigente: «Ven y sígueme» (Mc 10,21). Los
santos han tenido la humildad y la valentía de responderle "sí", y han renunciado a
todo para ser sus amigos. Su único tesoro está en el cielo: Dios.
Comprender esto es fruto de la sabiduría, más valiosa que la plata y el oro. Es un
don que viene de Dios y se obtiene con la oración. Esta sabiduría no ha
permanecido lejos del hombre, se ha acercado a su corazón, tomando forma en la
Ley de la primera Alianza sellada entre Dios e Israel. Esta Ley la dio Moisés: es
necesaria, pero no suficiente, porque la salvación —la santidad— viene de la
gracia por medio de Jesucristo.
—Pedro y los demás Apóstoles, e innumerables amigos de Dios, han recorrido este
itinerario evangélico, que es exigente pero colma el corazón, y recibieron "cien
veces más", porque para Dios no hay imposibles.
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