Ciclo B. Solemnidad. La Santísima Trinidad
Alfonso Berrade, C.M.
Nos lanzó a recorrer los caminos del mundo
Se acabó el tiempo de andar Jesús caminando por pueblos y aldeas. Se acabó el
tiempo del magisterio de Cristo en vivo y en directo sobre sus apóstoles y
discípulos. Ya nos enseñó cómo se camina, cómo se habla, cómo se vive la
comunión con los pobres y afligidos. Nos enseñó, sobre todo, a vivir en libertad y
sin miedo, con la mirada alta y el corazón contento. La vida es para vivirla
regalándola y experimentando en lo más profundo del ser la alegría del amor.
Jesús se fue de nuestra vista, que no de nuestra vida. Y ya desde el cielo funda la
Iglesia enviando el ama y corazón de la misma, el Espíritu Santo. El une lo que
parecía imposible de unidad, El hace comprender lo que parecía imposible de
entender. Abre los ojos de los doce y de otros muchos más discípulos. Todos ellos
han empezado a comprender lo que era Jesús y lo que significa su experiencia de
haberlo visto resucitado.
Ahora, ahora es cuando ya pueden dejar Jerusalén y empezar a estirar los caminos
del imperio hasta los últimos rincones en busca de toda clase de pueblos, culturas y
civilizaciones. ¿Qué hay que hacer? Gritar que Jesús es el Salvador; que la vida
tiene sentido porque sabemos de dónde viene a dónde va; que todos los hombres y
mujeres del mundo somos iguales en dignidad; que el trabajo es el reto que
tenemos todos para hacer un mundo mejor; que lo importante en la vida es casi
todo, pero se lleva la palma de oro, el óscar ganador: EL AMOR. Y ese amor tiene
nombre propio, “Dios es Amor”. Por eso podemos entrar en ese círculo maravilloso
de la familia divina a través del Bautismo.
¡Vayan, vayan y bauticen en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo! Y
así, hechos hermanos, amarnos sin medida porque ya estamos experimentando
que primero nos ha amado Dios. Es lo que Jesús nos ha enseñado y lo que nos pide
que enseñemos a los demás. Que se forme una cadena ininterrumpida de
trasmisión del amor de Dios y de los hombres.
¿Es complicado ser cristiano? No. Solamente se necesita creer y querer realizar las
enseñanzas de Jesús. Enseñanzas que no son extrañas, raras. Es vivir radicalmente
lo que Dios nos ha dado como personas. Ese ser humanos conscientes que estamos
hechos a imagen y semejanza de Dios. Lo cristiano no atropella ni disminuye lo
humano, al contrario, lo ilumina para que lo vivamos cada día con más interés. Hoy
nos envía Jesús a trasmitir libertad, que seamos libres, ¡que así nos hizo Dios! La
libertad nos hace vivir sin miedo, sin depresiones ni envidias, sin crearnos
necesidades necias y contentándonos con pocas cosas, porque para disfrutar de la
creación nos basta con los ojos y oídos que Dios nos dio, con los pies para caminar,
la voz para cantar como los pájaros y el corazón grande para amar a todos por el
camino de la vida.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)