Lectio Divina: Solemnidad. La Santísima Trinidad, Ciclo B
Autor: P. Chuno, C.M.
Tabla de contenidos de este artículo
Ambientación:
Oración inicial
I. Lectio: ¿Qué me dice el texto?
II: Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el texto?
III: Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Oración final
LA PALABRA HOY: Deuteronomio 4,32-34.39-40; Salmo 32; Romanos 8,14-17;
Mateo 28,16-20
Ambientación: Un corazón grande de cartulina sobre el que se encenderán tres
cirios con las palabras: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Cantos sugeridos: En nombre del Padre, Un solo Señor
Ambientación:
La fiesta de la Santísima Trinidad nos invita a sumergirnos en el misterio de Dios,
misterio que sería incomprensible si él mismo no nos lo hubiera dado a conocer.
Queremos descubrir a Dios como el Padre que a nadie olvida, a nadie abandona,
siempre nos protege. A Jesús como el gran regalo de Dios a la humanidad. Y, al
Espíritu Santo que nos está invitando a vivir como Jesús, pasando por la vida
haciendo el bien y luchando contra el mal.
Oración inicial
Creo en Ti Dios Padre, creo en Ti Dios Hijo,
creo en Ti Dios Espíritu Santo,
pero aumenten mi fe.
Espero en Ti Dios Padre, espero en Ti Dios Hijo, espero en Ti Dios Espíritu Santo,
pero aumenten mi esperanza.
Te amo Dios Padre, te amo Dios Hijo, mi Señor Jesucristo Dios y hombre
verdadero,
te amo Dios Espíritu Santo, pero aumenten mi amor.
Padre omnipotente, ayuda mi fragilidad y sácame del abismo de mi miseria.
Sabiduría del Hijo, endereza todos mis pensamientos, palabras y obras de este día.
Amor del Espíritu Santo, sé el principio de todas mis obras, para que sean siempre
conformes con la Voluntad del Padre.
A Ti, Trinidad Santísima se te dé siempre, todo honor, gloria y alabanza por toda la
eternidad. AMÉN.
I. Lectio: ¿Qué me dice el texto?
Mateo 28, 16-20
Motivación: Como los discípulos de Jesús, quizás a nosotros a veces nos
sobrevengan dudas sobre qué debemos hacer, cómo debemos hacerlo, cómo
actuar… el bautismo que recibimos nos inició en un camino, que consiste en el de
continuar ese camino mirándolo todo con los ojos de Dios, de su amor, y anunciar y
compartir con el mundo la salvación que ser hijos suyos nos ha regalado. Dejemos
que su Espíritu en nosotros abra nuestros corazones para escuchar su Palabra.
Escuchemos.
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Dónde convoca Jesús a los Once? ¿Cómo reaccionan los discípulos al verlo?
¿Quiénes son los destinatarios de la misión a la que Jesús envía a los Once después
de su resurrección?
¿En qué consiste esta misión?
¿Cuál es la promesa final que hace Jesús a los discípulos?
Otros textos bíblicos para confrontar: Dn 7,14; Mc 16,15-16; Lc 24,47; Hch 1,8
II: Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el texto?
Motivación: Sumergidos en el misterio de la Trinidad desde el día de nuestro
bautismo, estamos llamados a ser hijos como lo fue Jesús, y movidos por su
Espíritu, atrevernos a ver en Dios a un Padre. Sólo así podremos construir un
mundo de hermanos, donde nuestras relaciones estén fundadas en el Amor.
¿Cómo reconoces a Jesús en el camino de la vida?
Pónganse en camino… hagan discípulos a todos los pueblos… ¿Qué te sugieren
estas palabras en este momento de tu vida? ¿A qué te comprometen?
Bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo… ¿Qué significa
para ti haber sido bautizado en el nombre de la Santísima Trinidad?
Yo estoy con ustedes todos los días hasta el final… ¿Qué sentimientos provoca en ti
esta promesa de Jesús?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III: Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: La oración cristiana es un acto de fe en la Trinidad. Unidos a Jesús y
movidos por la fuerza del Espíritu que ora en nosotros, nos dirigimos al Padre con
confianza.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o
la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo
(Salmo 32).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente encontró en la Santísima Trinidad el mejor modelo para la
vida fraterna. A las Hijas de la Caridad les dice: En primer lugar, entre ustedes
debe haber una gran unión y, si es posible, semejante a la de las tres personas de
la santísima Trinidad; porque, ¿cómo, mis queridas hermanas, podrían ejercer la
caridad y la mansedumbre con los pobres, si no la tuvieran con ustedes mismas?
(IX, 66). Un medio para practicar este respeto cordial, es representarme con
frecuencia a las tres personas de la santísima Trinidad, que forman una sola
unidad. Ellas se tienen continuamente entre sí este respeto amoroso (IX, 147).
A los misioneros les dice: Por tanto, en la santísima Trinidad se da la uniformidad;
lo que el Padre quiere, lo quiere el Hijo; lo que hace el Espíritu Santo, lo hacen el
Padre y el Hijo; todos obran lo mismo; no tienen más que un mismo poder y una
misma operación. Allí está el origen de nuestra perfección y el modelo de nuestra
vida. (XI,548)
Compromiso: ¿Qué puedes hacer en tu vida personal y comunitaria para reflejar
en ella la imagen de la Santísima Trinidad?
Oración final
Dios Padre eterno y misericordioso,
Tú que te has dado a conocer
y nos has enviado a tu HIJO
para conocerte más plenamente,
gracias por haber abierto tu corazón,
para que te pudiéramos conocer y amar.
Gracias porque conociéndote a ti y a tu HIJO,
por el ESPIRITU SANTO,
nos has introducido a la verdad plena y total,
dándonos tu vida por Jesús tu Hijo amado.
Gracias Señor, por darnos la oportunidad
de ser vivificados y transformados
por la acción de tu Espíritu Santo,
que sondea las profundidades de tu amor y de tu paz,
y que nos ayuda a hacer vida tu proyecto de amor.
A ti que con el Hijo y el Espíritu Santo,
eres TRINIDAD, siendo unidad y comunión,
te bendecimos y te glorificamos,
porque conociéndote a ti,
Tú nos vivificas con tu amor.
A ti todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos. Amén
Con permiso de somos.vicencianos.org