D OMINGO XV, CICLO “B”
Ps.. 84, ant. 1;4, 5 y 6
+ El Ev. del Domingo pasado nos mostraba un “fracaso de Jesús” : un profeta es
despreciado en su tierra... El de de hoy es una continuación del anterior... Y el evangelista
quiere unir intencionalmente estas dos escenas, porque están muy relacionadas: la falta de
acogida a Jesús, y el anuncio de lo que sucederá al los discípulos: también los discípulos
de Señor encontrarán resistencia y rechazo.
+ “Enviados de dos en dos ...”
Las sectas no entienden el sentido de esto, y por eso lo cumplen literalmente cosa
que hoy no tiene tanto sentido , que aquí es fundamental entender: los Doce salen a
predicar la conversión, van dotados de poderes especiales que les ha dado Jesús para
destruir el mal, y deben ser testigos de los dichos y hechos de Jesús. Y en la legislación
Judía se precisan 2 testigos . Uno sólo no basta. Hay entonces una preocupación de Jesús
para que sus discípulos se presenten como testigos veraces.
En aquella época, era ir de dos en dos. Pero para nuestra época, ir de dos en dos no
es ninguna garantía. La exigencia es, en cierto sentido, mucho más comprometedora:
que demostremos con nuestra vida lo que estamos diciendo con la boca... “El
testimonio de vida es la única predicación que no tiene ateos”...
+ “Les dio un poder especial sobre los espíritus impuros”: en la época de Cristo,
se pensaba que detrás de cada mal que había en el mundo, un espíritu malvado estaba
ejerciendo su acción. Nosotros sabemos por la misma Biblia que el mal que esos espíritus
(eternamente infelices por haberse revelado contra Dios) introducen en el mundo es el
pecado . Todos los males son consecuencia del pecado (lo cual no quiere decir que hay
que ver un “demonio” detrás de cada mal). Ni tampoco que nuestros males “personales”
sean consecuencia de pecados personales. Todo está sometido al poder de Dios (y por lo
tanto, también el mal). Pero el Señor quiere desterrarlo con nuestra ayuda. Por eso los
Apóstoles son dotados con un poder especial que les da Jesús: para derrotar el reino del
mal, y establecer el Reino de Dios.
+ Para una misión tan grande: ¿Qué se debe llevar? Nada !!
Se mencionan seis cosas:
3 que no se deben llevar : ni pan (alimento), ni dinero, ni equipaje.
3 que deben llevarse en el grado más mínimo y modesto : bastón, sandalias y túnica.
¿Cuál es el sentido de estas prescripciones?
Si se trata de una misión que supera las fuerzas humanas (expulsar espíritus impuros),
la realización de la misma no dependerá de las fuerzas del hombre sino del mandato de Cristo.
Cuando el Señor envía a alguien para realizar una misión, en la misma fuerza
de su Palabra está el poder para llevarla a cabo . Cuanto más obediente sea el
hombre, tanto más eficaz será su acción: la misión se realiza con la fuerza del Señor.
La “limitación en los medios” de los que somos enviados a establecer el Reino de
Dios quiere ser así un signo de que estamos profunda y totalmente convencidos de que
toda nuestra fuerza la recibimos del Señor, ya que por y con nuestros propios medios no
podríamos hacer nada .
+ “Si los reciben quédense en la misma casa” = fundar una comunidad.
“Si no los reciben, sacudan el polvo de los pies” es decir, trátenlos como a
paganos que rechazan a Jesús...
+ Todo cristiano es misionero, recuerda el Vaticano II.
Y el misionero debe cumplir con lo que el Señor le ha encomendado.
En las comunidades cristianas (en las diócesis y parroquias), los pastores somos
ordenados al servicio del Pueblo, y se nos encomienda una parte (¡no pequeña!) de la tarea
misionera. Tarea que, evidentemente, debe ser sostenida y apoyada por una comunidad
que es protagonista, y no espectadora... O, para decirlo más claro: la misión la hacemos
entre todos... o no pasa nada. Todos deben asumir sus propias responsabilidades, y
ninguno puede quedar exceptuado.
Sin embargo, sabemos muy bien que esto dista mucho de la realidad. Son muchos
los que se excusan: “no estoy preparado”,“no tengo tiempo”, “no sabría como hacerlo...
y así muchos creen que con “cumplir” con la Misa del Domingo, ya se es un
“cristiano perfecto”.
Pero esto es una falta contra la misma vocación cristiana, que se asume con el
Bautismo y se corrobora con la Confirmación : la del apostolado . Y así las sectas nos
siguen robando la Palabra…Y no se llega a comprender lo que nos enseña el Ev de hoy: la
eficacia del la misión no depende de nuestras fuerzas, sino del Señor que nos envía...
Este Domingo nos ofrece una espléndida oportunidad para reflexionar sobre
nuestro compromiso con la Iglesia en orden a la misión.
En la IIª lect. hemos escuchado todos los “títulos de gloria” que coronan nuestra
dignidad de cristianos... Pero de nosotros depende - si aceptamos ser enviados por el Señor
- que esa gloria del Señor llene la Tierra.
La Nueva Evangelización depende de modo muy especial de los laicos.
+ María no se quedó “cómodamente instalada” cuando recibió el Anuncio: fue a
servir a su prima... y le llevó la fuerza del Espíritu Santo.
Mi responsabilidad con la misión de la Iglesia:
¿Cuál es? ¿Cómo es? ¿Cuánto tiempo doy?
Es la obra del Señor... es la obra de la Iglesia...
Entonces, con la disponibilidad de María, dejemos que Él cuente real y efectivamente con
nosotros.
Amén.
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel