EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Jueves de la novena semana del tiempo ordinario
Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 2,8-15.
Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de
David. Esta es la Buena Noticia que yo predico,
por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios
no está encadenada.
Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también
alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él.
Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará
de nosotros.
Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo.
No dejes de enseñar estas cosas, ni de exhortar delante de Dios a que se eviten las
discusiones inútiles, que sólo sirven para perdición de quienes las escuchan.
Esfuérzate en ser digno de la aprobación de Dios, presentándote ante él como un
obrero que no tienen de qué avergonzarse y como un fiel dispensador de la Palabra
de verdad.
Salmo 25(24),4-5.8-9.10.14.
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
y yo espero en ti todo el día.
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza.
Evangelio según San Marcos 12,28b-34.
Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le
preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?".
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único
Señor;
y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu
espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento
más grande que estos".
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y
no hay otro más que él,
y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y
amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los
sacrificios".
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos
del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
comentario del Evangelio por
San Francisco de Asís (1182-1226), fundador de los Hermanos Menores
Regla primera, § 23
«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón»
Amemos todos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con
toda la fuerz(cf. Mc 12,30) y poder, con todo el entendimiento, con todas las
energías, con todo el empeño, con todo el afecto, con todas las entrañas, con todos
los deseos y quereres, al Señor Dios (Mc 1,30 33; Lc 10,27), que nos dio y nos da a
todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida, que nos creó, nos
redimió y por sola su misericordia nos salvará (cf. Tob 13, 5); que nos ha hecho y
hace todo bien a nosotros, miserables y míseros, pútridos y hediondos, ingratos y
malos.
Ninguna otra cosa, pues, deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra nos
agrade y deleite, sino nuestro Creador, y Redentor, y Salvador, solo verdadero
Dios, que es bien pleno, todo bien, bien total, verdadero y sumo bien; que es el
solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce; que es el solo santo, justo, veraz,
santo y recto; que es el solo benigno, inocente, puro; de quien, y por quien, y en
quien está todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos los penitentes y
justos, de todos los bienaventurados que gozan juntos en los cielos.
Nada, pues, impida, nada separe, nada adultere; nosotros todos,
dondequiera, en todo lugar, a toda hora y en todo tiempo, todos los días y
continuamente, creamos verdadera y humildemente y tengamos en el corazón y
amemos, honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y
sobresaltemos, engrandezcamos y demos gracias al altísimo y sumo Dios eterno,
trinidad y unidad, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo, creador de todas las cosas y
salvador de todos los que en El creen y esperan y lo aman; que sin principio y sin
fin, es inmutable, invisible, inenarrable, inefable, incomprensible, inescrutable (cf.
Rom 11,33), bendito, loable, glorioso, sobresaltado (cf. Dan 3,52), sublime,
excelso, suave, amable, deleitable y sobre todas las cosas todo deseable por los
siglos. Amén..
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