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Día litúrgico: Sábado IX del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mc 12,38-44): En aquel tiempo, dijo Jesús a las gentes en
su predicación: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje,
ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los
primeros puestos en los banquetes ().
Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas
en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre
y echó dos moneditas. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de
verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos (), ha echado () todo lo
que tenía para vivir».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La pobreza requiere pureza de intención y generosidad. La conciencia,
"epicentro" de la moral
Hoy, en contraste evidente con los maestros de la ley, el Evangelio nos presenta el
gesto sencillo, insignificante, de una mujer viuda que suscitó la admiración de
Jesús. El valor del donativo era casi nulo, pero la decisión de aquella mujer era
admirable, heroica: dio todo lo que tenía para vivir.
En este gesto, Dios y los demás pasaban delante de ella y de sus propias
necesidades. Ella permanecía totalmente en las manos de la Providencia. Jesús
valoró el olvido de sí misma, y el deseo de glorificar a Dios y de socorrer a los
pobres, como el donativo más importante de todos los que se habían hecho —quizá
ostentosamente— en el mismo lugar.
—La opción fundamental y salvífica tiene lugar en el núcleo de la propia conciencia,
cuando decidimos abrirnos a Dios y vivir a disposición del prójimo; el valor de la
elección no viene dado por la cualidad o cantidad de la obra hecha, sino por la
pureza de la intención y la generosidad del amor.
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