“dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”
Mc 12, 38-44:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. CUÍDENSE DE LOS ESCRIBAS, A QUIENES LES GUSTA PASEARSE
CON LARGAS VESTIDURAS
Jesús enseaba a la multitud: “Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse
con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las
sinagogas y los banquetes. La dura censura de Cristo contra los fariseos también lo
recoge Mt en su capítulo 23, allí Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: “Los escribas y
fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les
digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen”.
2. NO SE GUÍEN POR SUS OBRAS
Jesús nunca estuvo al lado de la hipocresía, y siempre nos advirtió contra la soberbia, y
esas palabra de “no se guíen por sus obras”, las hace para ponernos alerta. Seguramente
este Evangelio produce incomodidad a todos aquellos que utilizan la jerarquía o que se
asumen como superiores frente a sus hermanos, como los que “les gusta ocupar los
primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos”. Nuestro Seor Jesús, es
absolutamente claro, consecuente y coherente en todo, es así, como nos pide que seamos
iguales y si predicamos algo practiquemos lo mismo, si hacemos lo contrario, le estamos
haciendo un daño enorme a los que depositan su fe en nuestro Evangelio y las
instituciones que decimos representar.
3. NO TENÍAN INCONVENIENTE EN SIMULAR LARGAS ORACIONES,
PARA SER TENIDOS POR EJEMPLARES,
La inserción aquí de la ostentación de los escribas, casi todos fariseos, tiene
probablemente una finalidad por contraste, evocada por el episodio siguiente de la pobre
viuda. Frente a su inmensa ostentación de ser siempre los primeros en toda la vida social,
buscaban que recayese sobre ellos el prestigio religioso de la Ley, sin lo cual, para ellos,
nada valía (Jn 7:49), y no tenían inconveniente en simular largas oraciones, para ser
tenidos por ejemplares, y en devorar las casas de las viudas. Ya los profetas censuraban
la indefensión de estas gentes. Este tema es el que le va a hacer presentar lo que significa
la ofrenda de una pobre viuda, frente a toda la ostentación y fraudes farisaicos.
4. DA A DIOS, LO QUE RECIBE CADA DÍA.
Jesús siempre observa todo lo que ocurre en la casa del Señor, cuando no le pareció
correcto que se traficara en el templo, expulsó a los mercaderes a fuera. Pero ahora se fija
en los que ofrecen sus dones. Jesús, cuando ve alguien que comete una falta, lo aclara y
lo condena, pero cuando ve algo bueno, lo alaba.
Así es como observa a una viuda que ofrece dos monedas. Seguramente esta mujer había
adquirido con el esfuerzo de su trabajo este dinero para proporcionarse su alimento. Pero
lo que ella ofrece es todo lo que tiene. Esta viuda ofrece al Señor, los frutos de su pobreza.
Ella da a Dios, lo que recibe cada día.
5. DIO TODO LO QUE POSEÍA, TODO LO QUE TENÍA PARA VIVIR.
El señor se complace con todas las ofrendas que tienen un hermoso propósito. Pero el
Señor acepta mucho más el corazón que las ofrendas. Jesús, nos hace ver que importa
más el valor del sacrificio que el valor de lo que se ofrece. Por eso Jesús nos dice; “Les
aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos
han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo
que tenía para vivir.”
Jesús no se ha fijado en la cantidad que se ofrece, él se ha fijado en el afecto, en el cariño,
en la bondad con que se ofrece. A Jesús no le llama la atención que alguien de mucho de
lo que tiene, a él le llama la atención lo que hacen las personas como la viuda, que dan
todo lo que tienen y no lo que le sobra.
6. DEBES ABRIR TU MANO A TU HERMANO, A AQUEL DE LOS
TUYOS QUE ES INDIGENTE Y POBRE EN TU TIERRA (DT. 15,11)
El ser generoso y dar limosna era muy importante para los judíos, esta práctica era
considerada una accin buena; “Pues no faltarán pobres en esta tierra; por eso te doy yo
este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es
indigente y pobre en tu tierra.” (Deuteronomio 15,11). Es así como se estimaba que dar
limosnas, sea tanto para el culto como para los necesitados, los abandonados o las
viudas, eran imaginadas como una acción buena y agradable a Dios. Dar limosna es un
modo de mostrarse de acuerdo que todos los bienes pertenecen a Dios. En efecto, sólo
somos administradores de esos bienes y así haya vida en abundancia para todos.
7. SE REPARTÍA A CADA UNO SEGÚN SU NECESIDAD. (HECHOS 4, 32-
35)
Recordemos que la práctica del compartir y de ser solidarios era una de las formas de vida
de las primeras comunidades cristianas y todos los creyentes intentaban poner en común
todo los bienes: La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola
alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos. Los
apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban
todos de gran simpatía. No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que
poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies
de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad. (Hechos 4, 32-35)
8. OFREZCAMOS LAS COSAS CON EL CORAZÓN
Si damos limosna haciendo ostentación y queremos llamar la atención, y buscar con esta
actitud reconocimiento o alabanza, eso es un defecto. Pero si damos una limosna con
verdadero espíritu de caridad y compasión, es una virtud. Sin embargo lo que más merito
tiene, es el amor con que se ofrece, no la cantidad. Por lo que a Dios le vale más el
corazón, no lo material.
Ofrezcamos las cosas con el corazón, demos a los que necesitan con amor, seamos
generosos como Jesús quiere que seamos, con verdadero espíritu de caridad, por amor a
Dios y nuestros hermanos.
9. UNA COSA ES EL AMOR, Y OTRA LA OSTENTACIÓN.
Observemos como Jesús nos hace ver que pese a las dificultades, la pobre viuda le ofrece
a Dios todo lo que tiene, esto porque siempre tendremos algo que ofrecerle al Señor. Todo
lo que somos y todo lo que tenemos viene de Dios, y son sólo medios que Dios puso en
nuestras manos y espera de nosotros que sepamos compartirlo.
Así es, como estamos invitados a ser generosos y a vivir sin apego a lo material, es decir,
a ser desprendido de las cosas materiales, a compartir y ser solidario, como a valorar las
cosas pequeñas, pero ofrecidas de corazón y con amor.
La lección era clara. Lo que pesa en la ofrenda al templo, a Dios, no es lo material, sino lo
espiritual del que lo ofrece. Por eso esta viuda ha echado más que todos cuantos echan en
el tesoro. Una cosa es el amor, y otra la ostentación.