Comentario al evangelio del Lunes 11 de Junio del 2012
A la paz de Dios:
Celebramos hoy la fiesta de San Bernabé.
Su nombre original era José. Los apóstoles lo cambiaron por el de Bernabé. De él se destaca su
generosidad: vendió su finca y el producto que de ella obtuvo lo entregó a los apóstoles para distribuir
entre los pobres.
Cuando Pablo regresó a Jerusalén, tres años después de su conversión, recibió de Bernabé apoyo ante
los demás apóstoles.
No se encuentra entre los doce elegidos por Jesús, pero probablemente fue uno de los setenta
discípulos mencionados en el Evangelio. Bernabé es considerado apóstol por los primeros Padres de la
Iglesia y también por San Lucas, por la misión especial que le confió el Espíritu.
Ante el segundo viaje misionero surgió un conflicto entre Pablo y Bernabé. Bernabé quería llevar a su
primo Juan Marcos y Pablo se oponía por haberles abandonado en la mitad del primer viaje (por miedo
a tantas dificultades). Por ello decidieron separarse. Más tarde se volvieron a encontrar como amigos
misionando en Corinto.
TODOS NECESITAMOS UN BERNABÉ
Curioso el caso de Pablo, a quien antes llamaban Saulo. Furibundo perseguidor de cristianos ve la luz
en el camino de Damasco. De vuelta a Jerusalén, empiezan los recelos: que si ¡ojo! con éste, que si no
será una estrategia, que si la abuela fuma… Y en la vida de Pablo se cruza Bernabé, que hace de puente
entre los apóstoles y el nuevo apóstol. Qué necesarios son hoy los bernabés, los creadores de puentes,
los que abrazan al que llega.
Casi tan difícil como la conversión de Pablo es la conversión de la comunidad. Se habla mucho del
camino de Damasco y poco el “camino” que deben recorrer los que ya están. Si me gusta mucho
Pablo, por lo que fue, casi tanto me gusta Bernabé por lo que hizo: abrir ojos y tender puentes y fiarse:
de Pablo y de Dios.
Las instrucciones que da Jesús a los discípulos al comenzar su misión son un verdadero evangelio: una
buena noticia: curad, limpiad, anunciad que el Reino ya está. Dad gratis, porque gratis lo habéis
recibido. Saludad llevando la paz. Estas recomendaciones valen para los discípulos de todo tiempo.
Oscar Romano, cmf