Comentario al evangelio del Miércoles 13 de Junio del 2012
A la paz de Dios:
Jesús en el monte como nuevo legislador, nuevo Moisés. Pero no quiere echar por tierra todo el pasado
religioso y cultural de su pueblo, sería de locos. Solo quiere dar un nuevo sentido. No abolir, sí
plenificar.
La tentación de arrasar con todo lo anterior siempre está presente en la vida de los humanos. Y si no
que se lo digan a nuestros políticos: en cuanto agarran el cargo, lo primero es quitar todo lo del
anterior. Y muchas veces, al tirar el agua, se nos va también el niño… No quitar, sí dar plenitud.
En este nuevo día recibimos la invitación de Jesús a hacer las cosas con pleno sentido. No repetir por
costumbre. Tampoco partir de cero. El día de hoy es para vivirlo en plenitud.
Me gusta mucho la manera que tiene Jesús de decir las cosas, así como de pasada. Quien cumpla y
enseñe. De sobra sabía que decir, y acaso no cumplir, es fácil. Por eso invita: cumplir y enseñar.
En el ritual de la ordenación de los diáconos, en el momento de recibir el libro de los evangelios, se
señala: recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; convierte en fe viva lo
que lees, y lo que has hecho fe viva enséñalo, y cumple aquello que has enseñado.
Como es importante recoger lo mejor de la tradición y de la novedad, hoy me acuerdo de San Antonio
de Padua, cuya memoria celebramos:
CARTA CON OCASIÓN DEL VIII CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE SAN ANTONIO
(1195-1995) MINISTROS GENERALES FRANCISCANOS
1. Tradición
Del espíritu franciscano de los orígenes Antonio tuvo:
— el espíritu de itinerancia, de provisionalidad, es decir, de atención y servicio a las necesidades de los
hermanos, de la Iglesia y del mundo. Acudió a donde lo mandaba la obediencia y a donde lo esperaba
«el pueblo sediento»;
— el sentido de la sacralidad de la palabra de Dios, que para Antonio es la «tierra fecunda», el resumen
de todo el saber: «Litteras nescit qui sacra non novit» (Quien no conoce las sagradas letras, no conoce
ninguna), la enseñanza de Cristo compasivo y misericordioso, humilde y crucificado;
— el espíritu de un cristocentrismo, que en los escritos y en la predicación de Antonio induce a
considerar a Cristo como «el modelo» de la humildad y de la paciencia, «el salvador», «el rey», «el
pobre y obediente» a quien hay que seguir; un modelo que invita a correr hasta la cruz.
2. Originalidad
Pero Antonio también tuvo la tendencia a lo nuevo, característica del espíritu franciscano, así como la
preocupación por encarnarlo en las distintas situaciones de la vida, que exigían respuestas nuevas y
adecuadas.
— En un mundo que iba conociendo nuevas riquezas y nuevas pobrezas, el mensaje franciscano
buscaba nuevos caminos.
— En una nueva situación eclesial a la que el Concilio IV de Letrán, con su fuerte sentido de reforma,
había dado un fundamento y un impulso nuevos, la eclesiología de Francisco esperaba nuevas formas
de expresión.
— En un mundo que se estaba laicizando en nombre de las nuevas libertades, la conversión necesitaba
nuevos enfoques.
— En un mundo que, sobre la base de un evangelismo sin Iglesia, estaba asumiendo nuevas normas
éticas y nuevos modelos de vida, la predicación debía centrarse en una nueva evangelización que no se
limitara a la mera exhortación moral.
Oscar Romano, cmf