XI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Segunda Lectura: 2Cor 5,6-10:
“En destierro o en patria, nos esforzamos en agradar al Señor”
La Segunda Lectura de San Pablo (2ª Co 5,6-10) nos habla del final: Todos
tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir premio o castigo
por lo que hayamos hecho en esta vida. Las lecturas sobre las semillas también nos
hablan del final, cuando mencionan el momento de la siega.
El cristiano es el hombre de la esperanza. Esta esperanza la tiene depositada
en Jesucristo, para el cual ha firmado un cheque en blanco, sin hurgar demasiado
en los detalles de esa nueva vida que El ya ha inaugurado a partir de su
resurrección y que nos garantiza si le seguimos fielmente coma discípulos. San
Pablo presenta, pues, la vida del cristiano orientada hacia el último día. Una vida en
la obscuridad de la fe y en la que, conociendo la significación exacto de nuestra
existencia, hemos de tratar de agradar a Dios.
Por consiguiente, el hombre tiene su verdadera patria en el Señor y ahora en
este mundo está desterrado. Caminamos en la fe; no vemos. En realidad, estamos
lejos del Señor, porque nos hallamos en nuestro cuerpo; y estamos a la vez cerca
del Señor en la fe. San Agustín al comentar este texto de san Pablo de la segunda
lectura de hoy, ensea “Que esta nuestra vida, es una cierta peregrinacin, al
estar alejados de la patria de los santos, la Jerusalén celeste, lo enseña
clarísimamente el apóstol Pablo al decir: Mientras estamos en el cuerpo, somos
peregrinos lejos del Señor (2 Cor 5,6) (Sermón 346 B).
En otro lugar el santo Obispo, al hablar del cuerpo y del alma nos enseña que
el ser humano es un todo compuesto de dos partes: cuerpo y alma: el cuerpo es
visible y exterior, y el alma, invisible e interior. “Esta verdad, dice, es la que me
dice: «No es tu Dios el cielo ni la tierra, ni todo lo demás que tiene cuerpo». La
misma naturaleza de las cosas corporales, a cualquiera que tenga ojos para verlas,
le está diciendo: Esto es una cantidad abultada; y ésta precisamente es menor en
la parte que en el todo. De aquí se infiere que tú, alma mía, eres mejor que todo lo
corpóreo, porque tú animas esa abultada cantidad de tu cuerpo y le das la vida que
goza, lo que cuerpo ninguno puede hacer con otro cuerpo. Pero tu Dios está tan
lejos de ser corpóreo, que aun respecto de ti, que eres vida del cuerpo, es Dios tu
vida” (Las Confesiones, 10,6).
Nuestro programa de cristianos debe consistir en agradar al Seor. “Agradar
a Dios” es sinnimo de vida en gracia de Dios, y expresa la actitud de quien busca a
Dios, o sea, de quien se comporta según su voluntad para serle agradable. San
Juan al aplicarla a Cristo, nuestro supremo modelo, dice: “Yo hago siempre lo que
es del agrado del Padre” (Jn 8, 29); y San Pablo hace notar que Cristo “no busc
agradarse a Sí mismo” (Rom 15, 3).
También en el texto que meditamos se nos habla de premio o castigo según
lo que hayamos hecho en esta vida. Dios es un juez justo, que premia el bien y
castiga el mal. Siguiendo las enseñanzas de Cristo, la Iglesia advierte a los fieles de
la “triste y lamentable realidad de la muerte eterna” (DCG 69), llamada también
‘infierno’. Y para los que hicieron el bien, los justos, reinarán con Cristo para
siempre, glorificados en cuerpo y alma. Dios será entonces “todo en todos” (1 Co
15, 28), en la vida eterna.
Pues antes de reinar con Cristo glorioso, todos debemos comparecer “ante el
tribunal de Cristo para dar cuenta cada uno de las obras buenas o malas que haya
hecho en su vida mortal” (2 Co 5, 10); y al fin del mundo “saldrán los que obraron
el bien para la resurrección de vida; los que obraron el mal, para la resurrección de
condenacin” (Jn 5, 29; cf. Mt 25, 46).
La Virgen María, que desde el cielo vela sobre nosotros, nos ayude a no
olvidar que aquí, en la tierra, estamos sólo de paso, y nos enseñe a prepararnos
para encontrar a Jesús, que “está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso
y desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)