EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la undécima semana del tiempo ordinario
Primer Libro de los Reyes 21,1-16.
Después de esto, sucedió lo siguiente: Nabot, el izreelita, tenía una viña en Izreel,
al lado del palacio de Ajab, rey de Samaría.
Ajab dijo a Nabot: "Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que está justo al
lado de mi casa. Yo te daré a cambio una viña mejor o, si prefieres, te pagaré su
valor en dinero".
Pero Nabot respondió a Ajab: "¡El Señor me libre de cederte la herencia de mis
padres!".
Ajab se fue a su casa malhumorado y muy irritado por lo que le había dicho Nabot,
el izreelita: "No te daré la herencia de mis padres". Se tiró en su lecho, dio vuelta la
cara y no quiso probar bocado.
Entonces fue a verlo su esposa Jezabel y le preguntó: "¿Por qué estás tan
malhumorado y no comes nada?".
El le dijo: "Porque le hablé a Nabot, el izreelita, y le propuse: 'Véndeme tu viña o, si
quieres, te daré otra a cambio'. Pero él respondió: 'No te daré mi viña'".
Su esposa Jezabel le dijo: "¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Levántate, come
y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el izreelita!".
En seguida escribió una carta en nombre de Ajab, la selló con el sello del rey y la
envió a los ancianos y a los notables de la ciudad, conciudadanos de Nabot.
En esa carta escribió: "Proclamen un ayuno y en la asamblea del pueblo hagan
sentar a Nabot en primera fila.
Hagan sentar enfrente a dos malvados, que atestigüen contra él, diciendo: 'Tú has
maldecido a Dios y al rey'. Luego sáquenlo afuera y mátenlo a pedradas".
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables, conciudadanos de Nabot,
obraron de acuerdo con lo que les había mandado Jezabel, según lo que estaba
escrito en la carta que les había enviado.
Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a Nabot en primera fila.
En seguida llegaron dos malvados que se le sentaron enfrente y atestiguaron contra
él diciendo: "Nabot ha maldecido a Dios y al rey". Entonces lo sacaron fuera de la
ciudad y lo mataron a pedradas.
Y mandaron decir a Jezabel: "Nabot fue apedreado y murió".
Cuando Jezabel se enteró de que Nabot había sido matado a pedradas, dijo a Ajab:
"Ya puedes tomar posesión de la viña de Nabot, esa que él se negaba a venderte,
porque Nabot ya no vive: está muerto".
Apenas oyó Ajab que Nabot estaba muerto, bajó a la viña de Nabot, el izreelita,
para tomar posesión de ella.
Salmo 5,2-3.5-6.7.
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos;
oye mi clamor, mi Rey y mi Dios,
porque te estoy suplicando.
Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada.
Tú detestas a los que hacen el mal
y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor!
Evangelio según San Mateo 5,38-42.
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te
da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Comentario del Evangelio por
San Cipriano (v. 200-258), obispo de Cartago y mártir
Los bienes de la paciencia, 15-16; SC 291
«Yo os digo, no repliquéis al malvado»
«Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del
Espíritu, con el vínculo de la paz.»(Ef.4, 2) Con esto enseña que no puede
conservarse ni la unidad ni la paz, si no se ayudan mutuamente los hermanos y no
mantienen el vínculo de la unidad, con auxilio de la paciencia...
Perdonar a tu hermano que te ha ofendido no sólo setenta veces siete, sino
todas las ofensas; que debes amar a tus enemigos, que debes rogar por los
adversarios y perseguidores (Mt 5,39.44; 18,22) ¿Podrías acaso sobrellevar todos
estos preceptos si no fuera por la fortaleza de la paciencia? Esto lo cumplió, según
sabemos, Esteban: siendo asesinado... no pedía venganza para sus asesinos, sino
perdón con estas palabras: Señor, no les tengas en cuenta este pecado (Hech 7,
60). Tal convenía que fuese el primer mártir de Cristo... no sólo se hiciese el
pregonero de la pasión del Señor, sino su imitador en la inmensa mansedumbre y
paciencia.
¿Qué diré de la ira, de la discordia, de las enemistades, que no deben tener
cabida en el cristiano? Haya paciencia en el corazón y estas pasiones no entrarán
en él... El apóstol Pablo nos advierte de eso: "No entristezcais al Santo Espíritu de
Dios... eliminad de vuestra vida todo lo que es amargura, ira, cólera, insultos" (Ef.
4,30-31). Si el cristiano escapa a los extravíos y a los asaltos de nuestra naturaleza
caída, como de un mar en furia, si se establece en el puerto de Cristo, en la paz y
la calma, no debe admitir en su corazón cólera ni discordia. No le está permitido
devolver mal por mal (Rm 12,17), ni dar cabida al odio.
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