Comentario al evangelio del Jueves 28 de Junio del 2012
Hace tiempo le oí decir a un religioso una frase que me impresionó: "No hay nada más peligroso que la
oración". Se refería a algo que está muy conectado con nuestra vida religiosa ordinaria. En algunas
personas, orar, celebrar los sacramentos, leer la Palabra, es una forma "religiosa" de huir de su vida
cotidiana. En estos casos, la oración no es fuente de coraje sino un envoltorio que disimula la lucha de
la vida real. Parece que este riego no es de hoy sino de siempre. De hecho, Jesús se refiere a él en el
evangelio de hoy: "No todo el que me dice Señor entrará en el Reino de los cielos".
¿Cómo debemos conducirnos entonces? Jesús echa mano de una parábola. Es su estilo preferido.
Sabemos que las parábolas de Jesús surgieron en un contexto muy preciso, pero son válidas para todos
los tiempos y lugares. Jesús nos invita a ser seguidores "roca", no seguidores "arena". Me parece que
ninguna de las dos palabras suenan bien hoy, pero hay que sacarles jugo. Un seguidor "arena" es el que
vive una fe de simple apariencia, sin fundamento. Cree cuando las cosas van a su gusto. Se apea de la
fe cuando ésta no responde a lo que imaginaba. A menudo se critica a los jóvenes de vivir así, pero el
fenómeno se da también en los adultos. ¿Puede estar la fe sometida a los vaivenes de los discípulos de
Jesús, aunque estos sean obispos o sacerdotes? ¡De ninguna manera! Los cristianos sólo ponemos
nuestra confianza en el Señor, que es el único que siempre cumple su palabra.
Los seguidores "roca" no son los perfectos (nadie es perfecto) sino los que se fundamentan en la roca
que es Cristo. Estos pueden afrontar de otra manera las lluvias, los vientos y las inundaciones de la
vida. Saben que la historia, por convulsa que sea, no se le escapa a Dios de las manos. Por eso se
mantienen incólumes, a menudo en medio de grandes sufrimientos e incomprensiones.
Esta no es una distinción para entretenernos un rato. Determina dos formas muy diferentes de
conducirnos en la vida. Para ser verdaderos seguidores "roca" debemos hacer propias las palabras del
salmo 78 que recitamos hoy: "No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; que tu
compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados".
Carlos Latorre