XIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Pautas para la homilia
"Ven, pon las manos sobre ella para que se cure y vivirá".
1. Podríamos ir analizando uno por uno los milagros que Jesucristo hizo a lo largo
de su vida, y en ningún caso encontraríamos que Jesús haya hecho un milagro:
- Por el prurito de hacerlo
- Por ostentación
- Simplemente porque él tenía el poder de hacer milagros y los hacía
- O para decir ahí queda eso: a ver quién lo supera o lo iguala
2. Jesús con sus milagros siempre sale al paso
- De una necesidad
- Una angustia
- Un dolor
3. Un día curará:
- a un cojo
- un paralítico
- un sordomudo
- un ciego
- un leproso
Los milagros de Jesús siempre van encaminados a remediar una miseria humana.
4. Es que Jesús tenía un corazón sumamente compasivo, un corazón que se dejaba
golpear y herir por el sufrimiento de sus compueblanos.
5. Pero el motivo por el que Jesús hace los milagros no es solo la compasión, sino
también la Fe de la persona o personas que podían ser favorecidas por ese milagro.
6. Jesús comenzó a predicar y a hacer milagros en Cafarnaún. Y después pasó a su
tierra: Nazaret. En Nazaret habían oído hablar de los milagros que había hecho en
Cafarnaún, y le dicen en plan de sorna: haz también aquí alguno de esos milagros
que dicen que has hecho en Cafarnaún. Y dice el Ev. que allí no pudo hacer ningún
milagro por su falta de fe.
7. A los de Nazaret les ocurría lo que a aquella viejecita que no tenía devoción a un
san Antonio que habían hecho de un cerezo que había crecido en la plaza del
pueblo.
8. Bueno, aquí hay dos milagros motivados por la fe:
- de la hemorroisa: Ella se decía: si consigo tocarle seguro que me curo
- de Jairo arrodillado a sus pies: Mi niña está en las últimas. Ven, pon las
manos sobre ella para que se cure y vivirá.
9. Aquí no se advierte ni el más leve resquicio de vacilación o de duda. Y cuando
Jesús encuentra una fe total en su persona, el milagro es prácticamente cosa
hecha.
- En el caso de la hemorroisa la cosa está absolutamente clara. Es tan grande
la fe que tiene esta mujer en los poderes de Jesús para curarla, que el milagro
se produce sin que él mismo sea consciente de ello, y solamente se da cuenta
del milagro cuando nota que ha salido energía de él. La mujer termina
arrodillándose a sus pies por haberse comportado de esta manera. Y Jesús la
despide diciéndola: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud”.
- El caso de Jairo responde también a una fe total en la persona de Jesús. Se
pone de rodillas para pedirle que imponga las manos sobre su hija para que se
cure y viva. Y cuando les avisan de que ha muerto la niña y el padre se queda
desolado, Jesús le da ánimos diciéndole: No temas, basta que tengas fe. El
milagro de la resurrección se produjo. Esto quiere decir que la fe del padre fue
suficiente para que se produjera este milagro.
10. Y no estará de más advertir aquí que la palabra resurrección aplicada a la niña
no tiene el mismo sentido que la resurrección en el caso de Jesús.
- En el caso de la niña es más bien una reanimación o una vuelta a la vida que
tenía antes. Esta niña, a su debido tiempo, tuvo que morir como tuvo que
morir Lázaro y el hijo de la viuda de Naín.
- El caso de la Resurrección de Jesús es distinto. Jesús salió del sepulcro con
la fuerza de un meteoro, cruzó la línea divisoria de la muerte y de la vida y se
quedó de la parte de la vida para siempre. Jesús ya no muere más y la muerte
no tiene ya ningún dominio sobre él.
- Las curaciones y resurrecciones que Jesús realizó en su vida eran
precisamente el signo y el anuncio de que él estaba en posesión de una vida
mucho más pujante y mucho más fuerte, la vida de su propia Resurrección.
11. Una resurrección de la que vamos a participar también nosotros, porque el
Bautismo de Cristo no solo nos ha incorporado a su muerte y sepultura, sino que
nos ha incorporado también a su resurrección.
- Para nosotros la muerte no es el adiós definitivo y terrible a todas las cosas
y personas que hemos amado con todas las fuerzas de nuestro corazón.
- Para nosotros la muerte no es el final del camino, nuestro destino es vivir.
La muerte es el paso a una vida mejor. La vida no termina con la muerte,
solamente se transforma, y al deshacerse nuestra morada terrenal adquirimos
una mansión eterna en el Cielo
- Ni el ojo vio ni el oído oyó ni el corazón humano ha podido presentir las
cosas que Dios tiene preparadas para aquellos que le aman.
12. Y el fundamento de todas estas cosas tan hermosas que nos esperan está en la
Resurrección que Jesús anuncia ya aquí curando a la hemorroisa y resucitando a la
hija de Jairo.
13. Quiere decirse que la vida cristiana no se entiende sin la Resurrección. La
Resurrección está tocando la esencia misma de la vida cristiana.
- Por eso decía san Pablo a los corintios: he oído decir que algunos de
vosotros andan diciendo por ahí que los muertos no resucitan. Pues bien, si
los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó, ya que los muertos no
resucitan. Pero si Jesucristo no resucitó somos los más desgraciados de todos
los hombres, vana es nuestra fe y todavía estamos en nuestros pecados.
- ¿Por qué? Porque hemos puesto nuestra esperanza en un muerto. Y ¿qué
nos puede hacer un muerto? Nada.
- Pero si Jesucristo ha resucitado, él nos ha dado la mejor garantía y la mejor
esperanza de que vamos a resucitar un día también con él y como él.
- Esta curación de la hemorroisa y la resurrección de la hija de Jairo nos
hablan ya de la vida sin trauma y sin dolor y de completa felicidad que nos
espera después de esta vida.
Fr. Aristónico Montero Galán O.P.
Convento de San Pedro Mártir (Madrid)