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Día litúrgico: Jueves XII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 7,21-29): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el
que haga la voluntad de mi Padre celestial (). Así pues, todo el que oiga estas
palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente ().
Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona,
España)
La sabiduría de la Ley de Dios
Hoy llegamos al final del llamado "Sermón de la montaña" (capítulos 5-7 de san
Mateo). Jesús, maestro de autoridad convincente, enseña los "requisitos" para
pertenecer a su Reino —¡de amor!— y cuál ha de ser nuestra actitud ante la Ley de
Dios. Escuchar realmente la Palabra de Dios implica ponerla por obra. Quien lo haga
tendrá prudencia y sabiduría.
El antiguo Israel tenía conciencia de ser un pueblo sabio porque conocía
explícitamente la Ley de Dios. Actualmente, se respira un desafecto ante la ley,
especialmente si es de Dios o si es "ley moral". Pero ésta no es una imposición, sino
un "don" que nos enseña las "razones" del crecimiento humano y del acercamiento
al Creador. Aprendamos de nuestra propia historia: donde se rechaza y/o se
desconoce la Ley de Dios se desconoce también la dignidad de la persona humana y
fácilmente se la maltrata.
—Señor-Dios, ayúdame a poner por obra tus preceptos para adquirir la verdadera
sabiduría de la vida.
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