EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la decimotercera semana del tiempo ordinario
Libro de Amós 2,6-10.13-16.
Así habla el Señor: Por tres crímenes de Israel, y por cuatro, no revocaré mi
sentencia. Porque ellos venden al justo por dinero y al pobre por un par de
sandalias;
pisotean sobre el polvo de la tierra la cabeza de los débiles y desvían el camino de
los humildes; el hijo y el padre tienen relaciones con la misma joven, profanando
así mi santo Nombre;
se tienden sobre ropas tomadas en prenda, al lado de cualquier altar, y beben en la
Casa de su Dios el vino confiscado injustamente...
¡Y pensar que yo destruí ante ellos al amorreo, cuya altura era igual a la de los
cedros y que era fuerte como las encinas: arranqué su fruto por arriba y sus raíces
por debajo!
Y a ustedes, los hice subir del país de Egipto y los conduje cuarenta años por el
desierto, para que tomaran en posesión el país del amorreo.
Por eso, yo los voy a aplastar, como aplasta un carro cargado de gavillas.
El hombre veloz no tendrá escapatoria, el fuerte no podrá valerse de su fuerza ni el
valiente salvará su vida;
el arquero no resistirá, el de piernas ágiles no escapará, el jinete no salvará su
vida,
y el más valeroso entre los valientes huirá desnudo aquel día -oráculo del Señor-.
Salmo 50(49),16bc-17.18-19.20-21.22-23.
Dios dice al malvado:
"¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras?
Si ves a un ladrón, tratas de emularlo;
haces causa común con los adúlteros;
hablas mal sin ningún reparo
y tramas engaños con tu lengua;
te sientas a conversar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu propia madre.
Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara.
Entiendan bien esto, los que olvidan a Dios,
no sea que yo los destruya sin remedio.
El que ofrece sacrificios de alabanza,
me honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios".
Evangelio según San Mateo 8,18-22.
Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la
otra orilla.
Entonces se aproximó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adonde vayas".
Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos;
pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".
Otro de sus discípulos le dijo: "Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi
padre".
Pero Jesús le respondió: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus
muertos".
Comentario del Evangelio por
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), obispo y doctor de la Iglesia
8º Discurso para la Novena de Navidad
“El hijo del hombre no tiene donde reposar su cabeza”
Al igual que Jesucristo nació pobre, continuó viviendo en la pobreza durante
toda su vida; no sólo pobre, sino indigente, según la expresión de san Pablo
“mendigo" (2 Co 8,9)... En Nazareth, Jesús vive en la pobreza: "una casa pobre, un
mobiliario pobre, es la vivienda que escoge el Creador del mundo". Vive allí
pobremente, ganándose el pan con el sudor de su frente, al precio de grandes
fatigas, totalmente como los artesanos y los hijos de artesanos. ¿Además, los
judíos no lo creían y no lo llamaban "obrero, hijo de obrero"? (Mc 6,3; Mt 13,55)
Después, se presenta en público para predicar el Evangelio. Durante estos
tres últimos años de su vida, lejos de mejorar su manera de subsistir, practica una
pobreza más rigurosa todavía, vive sólo de limosnas. A un hombre que quería
seguirlo con la esperanza de vivir más cómodamente, le responde: " Sabedlo: los
zorros tienen sus guaridas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no
tiene donde reposar su cabeza".
Hombre, quiere decir, si siguiéndome, crees encontrar un estado de vida fácil, te
equivocas, porque vine a la tierra para enseñar la pobreza. Con esta intención, me
hice más pobre que los zorros y las aves, que tienen por lo menos un refugio; en
este mundo, no tengo la menor parcela de tierra que me pertenezca en propiedad,
donde pueda reposar, y quiero que mis discípulos se me parezcan...
"Un servidor de Jesucristo, no posee nada que no sea al mismo Jesucristo",
afirma san Jerónimo. No desea poseer nada que no sea de Jesús. En una palabra,
Jesús vivió siempre pobre, murió también muy pobre: ¿no hizo falta acaso que José
de Arimatea le diera una tumba, y que otros le dieran en limosna una mortaja para
envolver su cuerpo?
"servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”