XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO B
UN PROYECTO DE LIBERACIÓN
La Palabra: “Llamó Jesús a los Doce y les fue enviando de dos en dos, dándoles
autoridad sobre los espíritus inmundos. Salieron a predicar la conversión, echaban
demonios, ungían con aceite a muchos y los curaban” (evangelio).
1. Doce es un número simbólico que de algún modo evoca las doce tribus que
integraban la totalidad del pueblo judío. El mensaje es, en cierto modo, para todos
los bautizados que también son enviados a la misión por el hecho de ser discípulos.
A todos, por tanto, se les da autoridad, si bien hay en la Iglesia ministerios con
poderes al servicio de toda la comunidad cristiana. Pero lo importante es para qué
se dan esa autoridad y esos poderes.
2. Primero, “para echar demonios”; es decir, para combatir y animar el combate de
tantas fuerzas malignas que desde la intimidad del ser humano y desde las
organizaciones políticas o religiosas tiran a las personas por los suelos pisoteando
su dignidad. “Y para curar enfermos ungiéndoles con aceite”. En la tradición bíblica
el aceite es símbolo de alivio, medicina y fortaleza. Son los cometidos que implica la
fe cristiana como encuentro con Jesucristo.
3. “Les encomendó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan,
ni alforja ni dinero […]”. No sugiere que lleven una vida extravagante, sino una vida
en libertad respecto a las falsas seguridades, y desde ahí aliviar en lo posible el
sufrimiento de los seres humanos, curando a los enfermos de cuerpo y de mente, a
los que en aquel tiempo y en aquella sociedad judía eran considerados
endemoniados.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net