XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO B
LA FUERZA DE LA COMPASIÓN
La Palabra: “Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos porque andaban como
ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles con calma” (evangelio).
1. Lo primero que vemos es un detalle de sabiduría humana. Es necesario no
dejarse triturar por las cosas que se hacen o se deben hacer: “eran muchos los que
iban y venían y los discípulos no tenían tiempo ni para comer”. Consejo saludable
para esta sociedad que se ahoga en el dinamismo imparable de cada día. También
para los cristianos quienes corremos el peligro de considerar que lo único
importante es hacer cosas.
2. Tomar distancia y tiempo para descansar, no es olvidar a la gente. Significa no
perder la paz y caer en la cuenta de que no somos nosotros con nuestras fatigas,
sino la acción de Dios en nosotros la que sostiene a todos los seres humanos con
amor y va construyendo la fraternidad cuando nosotros trabajamos y cuando
descansamos. Necesitamos en la misión evangelizadora tomar conciencia y avivar
esta presencia de amor que habita en todos y en todo.
3. No perder la calma porque ese amor de Dios sigue trabajando cuando estamos
en vela y cuando dormimos; no excluye sino que más bien incluye la misericordia y
la compasión. La misericordia entrañable y el consiguiente compromiso por
erradicar la miseria, pertenece a la experiencia cristiana o encuentro del Padre
“misericordioso”; no admite vacaciones ni tiempo de descanso.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net