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Día litúrgico: Lunes XIV del tiempoordinario
Texto del Evangelio ( Mt 9,18-26): En aquel tiempo, Jesús les estaba hablando,
cuando se acercó un magistrado y se postró ante Él diciendo: «Mi hija acaba de
morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá». Jesús se levantó y le siguió
junto con sus discípulos. En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde
hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto. Pues se decía para
sí: Con sólo tocar su manto, me salvaré ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El cielo no está vacío
Hoy, ante el aparente dictado de los elementos del mundo (la muerte inapelable,
una enfermedad incurable), Jairo y la "hemorroísa" oponen una nueva esperanza:
¡Jesucristo! En esta escena se invierte la concepción del mundo —también hoy en
auge— que ve lo divino en las fuerzas cósmicas, pero no en un Dios al que se
pueda rezar.
No son los elementos del cosmos, ni las leyes de la materia, lo que en definitiva
gobierna al mundo y al hombre, sino un Dios personal. La "última palabra" la tiene
la razón, la voluntad, el amor: una Persona. Y, si conocemos a esta Persona, y ella
a nosotros, entonces el poder inexorable de los elementos materiales ya no es la
última instancia; ya no somos esclavos del universo y de sus leyes, ahora somos
libres.
—Jesús, contemplándote a ti se afianza en nosotros la confianza de que nada es
casual ni fatal en nuestras vidas: hay un Espíritu que en ti se ha revelado como
Amor. ¡El cielo no está vacío!
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