XIII Semana del Tiempo Ordinario
Sabado
Acoger al Señor es fuente de alegría, y el mejor sacrificio es la conversión de
nuestro corazón a Dios
«Entonces se le acercaron los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué
nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia, y en cambio tus
discípulos no ayunan? Jesús les respondió: ¿A caso pueden estar de duelo
los amigos del esposo mientras el esposo está con ellos? Días vendrán en
que les será arrebatado el esposo; entonces ayunaran. Nadie pone una
pieza de paño nuevo a un vestido viejo, porque la pieza tiraría del vestido y
se produciría un desgarrón peor Ni se echa vino nuevo en odres viejos,
pues de lo contrario los odres reventarían, y el vino se derramaría,
perdiéndose los odres; sino que el vino nuevo lo echan en odres nuevos y
así ambos se conservan.» (Mateo 9, 14-17)
1. Se acercaron entonces los discípulos de Juan a preguntarle: " Nosotros y los
fariseos ayunamos a menudo, ¿por qué razón tus discípulos no ayunan? "
Jesús, tus discípulos están alegres y contentos... les ven poco austeros... no
ayunaban... ¡eso era escandaloso! ¿Por qué no os portáis como todo el mundo?
¿Como los discípulos de los fariseos? En fin, ¡todos los demás rabinos imponen una
disciplina estricta a los que quieren adelantar en la perfección! Es el problema que
tienes, Jesús, de no ser muy sujeto a las observancias -Shabbat, abluciones,
ayuno-...
-Jesús les contest: “ Los invitados a la boda no pueden estar de duelo... ” Esta
respuesta debió provocar estupor. Jesús, hablas de alegría y de fiesta. En otra
ocasión, hablando también del ayuno, les habías dicho: " cuando ayunes,
perfúmate la cabeza y lávate la cara; ¡que tu aspecto no sea sombrío! ". Los
judíos piadosos ayunaban dos días a la semana (lunes y jueves). Los seguidores de
Juan, también. El mismo Jesús ayunó en el desierto. Y los cristianos seguirán
haciéndolo, por ejemplo en la Cuaresma, preparando la Pascua. Pero aquí nos
quiere hacer ver que la religión es alegría, no poner cara de pena. Los cristianos no
debemos vivir tristes, con miedo, como obligados, sino con una actitud interna de
alegría festiva. El cristianismo es, sobre todo, fiesta, porque se basa en el amor de
Dios, en la salvación que nos ofrece en Cristo Jesús. Israel no supo hacer fiesta.
Nosotros deberíamos ser de los que sí han reconocido a Jesús como el Esposo que
nos invita a su fiesta, por ejemplo, a la mesa eucarística, en la que nos comunica
su vida y su gracia.
Y sigues: - Los invitados a la boda ¿pueden estar de luto, mientras el esposo
está con ellos? Cuando el novio invita a sus amigos a su boda, ellos y ellas aquel
día no van a una ceremonia fúnebre. Es a una fiesta, ocasión de gozo y de alegría.
Ahora bien, Jesús es este "esposo" misterioso que invita a su boda. El ayuno
no tendría sentido. Tu tiempo, Jesús, es de felicidad y júbilo intensos . Los
tiempos mesiánicos ya han llegado: Dios se ha desposado definitivamente con la
humanidad y nos invita a festejar ese gran acontecimiento. Todo el Antiguo
Testamento lo había anunciado. Y yo, por mi parte, ¿Respondo a su amor? ¿Cómo?
¿Estoy contento y alegre? ¿Soy feliz? ¿Vivo todos y cada día como un "invitado a la
boda? Y la misa, ¿la considero como un "banquete de boda"? ¿Es una "cita de
amor", un lugar privilegiado de encuentro, de diálogo, de silencio para escuchar? El
celibato consagrado, para quienes lo han elegido, tiene esta significación. También
el matrimonio tiene la misma significación de Cristo esposo de la Iglesia.
-“ Pero llegará el día en que se lleven al esposo: Entonces ayunarán ”. Es tu
primer anuncio de la Pasión, en san Mateo. Vislumbras tu muerte... y, más allá de
esta muerte, el misterio de la separación aparente, de la ausencia del esposo.
-“ Nadie echa una pieza de paño sin estrenar, a un manto pasado...
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos ”... Jesús, eres consciente de traer
al mundo una realidad nueva, sin ninguna medida común con lo que los hombres
han vivido hasta aquí. Todo lo antiguo está superado: no hay ningún compromiso
posible entre las conductas de antaño y la novedad radical de la era nueva que
Jesús instaura. " El vino nuevo se pone en odres nuevos ". Señor, ¡danos ese
"vino nuevo"! Ese espíritu y ese corazón nuevos . Como en Caná, cambia en
buen vino el agua insípida de nuestras vidas (Noel Quesson).
Creer en Ti, Señor, y seguirte no significa cambiar unos pequeños detalles, poner
unos remiendos nuevos a un traje viejo, ocultando sus rotos, o guardar el vino
nuevo de la fe en los mismos pellejos en los que guardábamos el vino viejo del
pecado. Seguirte es cambiar el vestido entero, más aun, cambiar la mentalidad, no
sólo el vestido exterior. Es tener un corazón nuevo. Seguir a Cristo afecta a toda
nuestra vida, no sólo a unas oraciones o prácticas piadosas (J. Aldazábal). Danos,
Seor, un corazn nuevo…
2. Amós ha sido ante todo un "profeta de desdichas": que para provocar a la
conversión, anuncia catástrofes. Sin embargo, de hecho, esas catástrofes
sucedieron. Caída de Samaria en 722. Caída de Jerusalén en 586. Con todo su
cortejo de horribles sufrimientos.
Nietzsche acusaba a la religión de ser «el sepulturero de los entusiasmos
humanos». No son auténticamente religiosos los que se complacen en la
desgracia y son aguafiestas . Aquí pega el dicho de que “para aguantar a un
‘santo’ hacen falta dos santos”.
La última palabra de los profetas es siempre la esperanza: -“ En aquel día
levantaré la cabaña ruinosa de David, repararé las brechas, restauraré las
ruinas, la reconstruiré como en los días de antao” . El «día del Señor» es
calamidad porque destruye el mal, pero es ante todo «salvación» porque «las
ruinas serán restauradas y las ciudades reconstruidas».
-“He aquí que vienen días -Palabra del Señor- en que el labrador
empalmará con el segador ”. El tiempo se acorta: apenas ha sido labrada la tierra
que ¡ya apuntan las espigas! Es la abundancia. Ya no hay que esperar para saciar el
hambre.
-“ Destilarán vino nuevo las montañas y en todas las colinas se derretirá ”.
Estas imágenes nos invitan a soñar. Es preciso descubrir de nuevo la esperanza. El
«vino» es el símbolo de la alegría, de la comida festiva. Jesús lo escogió como
símbolo de sí mismo. En el Evangelio de hoy vemos este tono festivo.
-“Volverán a Israel los deportados; reconstruirán las ciudades devastadas
y habitarán en ellas; plantarán viñas y beberán su vino; cultivarán las
huertas y comerán sus frutos” . En verano en que tantos hombres reencuentran
la naturaleza es bueno contemplar en el mundo físico, en una hermosa «huerta»,
en un árbol frutal los signos de esta vida abundante que Dios quiere darnos. « He
venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia » (Juan 10, 10). El
trabajo puede ser algo penoso, pero también una fuente de alegría. Señor,
ayúdanos a que sea el trabajo fuente de libertad, creatividad, realización personal,
servicio a los demás…
-“Yo los plantaré en su suelo y no serán arrancados jamás de la tierra que
les di. Eso dice el Seor, tu Dios”. Señor, tú nos alegras la vida presente, ya
estás de algún modo aquí en la tierra, pues esta vida no es solo una preparación
para «la otra vida». Tenemos el deber de ser felices aquí abajo: es un don de Dios.
Pero aquí nunca somos del todo lo que estamos llamados a ser, sino en la
esperanza de la vida eterna en la que «Dios será todo en todos», realizando una
felicidad en plenitud (Noel Quesson).
Uniendo esto con el Evangelio, podemos decir con el Catecismo: «Como ya en los
profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer
lugar a las obras exteriores, «el saco y la ceniza», los ayunos y las mortificaciones,
sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de
penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión
interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles,
gestos y obras de penitencia » (1430).
3. Jesús, te pido entender lo que me dices en el Salmo (84): “Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazn”.
Que sepa ofrecerte un corazn enamorado, para vivir esta alegría: “ la
misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la
fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo ”.
Señor, que aprenda que la vida cristiana no es un sin fin de obligaciones y
preceptos, sino amor y entrega, que pueden concretarse en sacrificios, y sobre todo
oración y actos de servicio: levantarme a la hora, seguir un horario para aprovechar
mejor el tiempo, ordenar la habitación y el armario, comer un poco menos de lo
que me gusta más o un poco más de lo que me gusta menos, sobriedad en el uso
de la televisión, estar disponible para hacer recados o pequeños arreglos en casa,
etc. Santa María, te pido ayuda para estos propósitos, tú que eres maestra en el
sacrificio escondido y silencioso (Pablo Cardona). Te pido buscar el mejor sacrificio
que es la misericordia, para acogerme a la misericordia divina: “ El Señor nos dará
la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la
salvación seguirá sus pasos ”.
Llucià Pou Sabaté