EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la decimocuarta semana del tiempo ordinario
Libro de Oseas 10,1-3.7-8.12.
Israel era una viña exhuberante, que producía su fruto. Cuanto más se
multiplicaban sus frutos, más multiplicaba él los altares; cuanto mejor le iba al país,
mejores hacía él las piedras conmemorativas.
Su corazón está dividido, ahora tendrán que expiar: el mismo Señor destrozará sus
altares, devastará sus piedras conmemorativas.
Seguramente dirán entonces: "No tenemos rey, porque no hemos temido al Señor.
Pero el rey ¿que podría hacer por nosotros?".
¡Samaría está completamente perdida! Su rey es como una astilla sobre la
superficie de las aguas.
Los lugares altos de Aven, el pecado de Israel, también serán destruidos; espinas y
cardos invadirán sus altares. Ellos dirán entonces a las montañas: "Cúbrannos", y a
las colinas: "¡Caigan sobres nosotros!".
Siembren semillas de justicia, cosechen el fruto de la fidelidad, roturen un campo
nuevo: es tiempo de buscar al Señor, hasta que él venga y haga llover para
ustedes la justicia.
Salmo 105(104),2-3.4-5.6-7.
Canten al Señor con instrumentos musicales,
pregonen todas sus maravillas!
¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro;
recuerden las maravillas que él obró,
sus portentos y los juicios de su boca!
Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos.
Evangelio según San Mateo 10,1-7.
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus
impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre
Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano
Juan;
Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;
Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones
paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos.
Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Comentario del Evangelio por
San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, V, 44-45
«Y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó»
«Jesús llamó a sus discípulos y escogió a doce» para enviarlos,
sembradores de la fe, a propagar la ayuda y la salvación de los hombre en
el mundo entero. Fijaos en este plan divino: no son ni sabios, ni ricos, ni
nobles, sino pecadores y publicanos los que escogió para enviarlos, de
manera que nadie pudiera pensar que habían sido arrastrados con
habilidad, rescatados por sus riquezas, atraídos a su gracia por el prestigio
de poder o notoriedad. Lo hizo así para que la victoria fuera fruto de la
legitimidad y no del prestigio de la palabra.
Escogió al mismo Judas, no por inadvertencia sino con conocimiento de
causa. ¡Qué grandeza la de esta verdad que incluso un servidor enemigo no
puede debilitar! ¡Qué rasgo de carácter el del Señor que prefiere que, a
nuestros ojos quede mal su juicio antes que su amor! Cargó con la
debilidad humana hasta el punto que ni tan sólo rechazó este aspecto de la
debilidad humana. Quiso el abandono, quiso la traición, quiso ser
entregado por uno de sus apóstoles para que tú, si un compañero te
abandona, si un compañero te traiciona, tomes con calma este error de
juicio y la dilapidación de tu bondad.
"servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”