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Día litúrgico: Martes XIV del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 9,32-38): En aquel tiempo, le presentaron un mudo
endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente,
admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel». Pero los fariseos decían: «Por
el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
¿Todavía existe el demonio?
Hoy hasta causa extrañeza oír hablar del "demonio". ¿Todavía existe? ¡El demonio
existió y no dejará de existir! ¿Quiénes son los demonios? ¿De dónde han salido?
No son fuerzas anónimas, sino un "alguien": personas que, habiendo sido creadas
por Dios para el bien, se han "condenado" eternamente por usar perversamente su
libertad.
Estar "condenado" es un eterno y lamentable estado personal en el que el alma no
halla gusto en nada, no quiere nada ni a nadie, ni tampoco admite ser querido. Es
una auto-expulsión de la capacidad de amar, es el vacío absoluto, en el que la
persona vive en contradicción consigo misma y cuya existencia constituye
realmente un fracaso. Siendo Dios el Bien, ¿puede Él aceptar esto? Hemos de
entenderlo desde la perspectiva divina: su infinita bondad respeta la libertad del
condenado, permitiendo que siga existiendo tal como ha elegido existir.
—Señor, Rey soberano, no quiero más libertad que la de servirte; mi único temor
es el de contristarte y perderte eternamente.
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