“Se postr ante él y le dijo: “Seor, mi hija acaba de morir;
pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir”
Mt 9, 18-26:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. SEÑOR, MI HIJA ACABA DE MORIR
Se presentó a Jesús un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: Señor, mi hija acaba de
morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá. San Mateo se refiere uno de los jefes de la
sinagoga, es decir un miembro distinguido de la sinagoga, según el Evangelio de san
Marco, se llama Jairo, nombre bastante usual. Llegándose a Jesús, se postró ante El, e
insistentemente le rogaba que viniese a su casa e impusiese sus manos sobre su hija única,
sabemos por los sinópticos que es de doce años y que estaba muriéndose, este fragmento
dice mi hija acaba de morir.
2. EL ALTO JEFE RUEGA A JESÚS, QUE PARA CURAR A SU HIJA
Si el alto jefe ruega a Jesús, que para curar a su hija, venga a su casa y le imponga sus
manos, el no tenía un conocimiento claro del poder de Jesús, ya que no pensó en una
curación a distancia. Era la fe imperfecta, que pensaba requerirse la presencia física para la
curación. Es lo que hizo exclamar a Marta, la hermana de Lázaro, después de la muerte de
éste, dirigiéndose a Cristo: Si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi hermano (Jn
11:21). La prueba le resultaba especialmente dura al alto jefe, cuando acaba de presenciar
la curación de la mujer con hemorragia. Es un contraste acusado en dos actitudes de fe.
Este relato de san Mateo, se encuentra en san Marcos (Mc 5, 21-43) con mucho detalle,
con descripción de los personajes y los sucesos, y nos hace ver minuciosamente todas las
actitudes, que suceden paso a paso, la de Jesús, los discípulos, las gentes, los que
suplican, los que sufren, los que alborotan y los que lloran, en otra palabras, es un relato
muy vivo.
3. SE LE ACERCÓ POR DETRÁS UNA MUJER QUE PADECÍA DE HEMORRAGIAS
Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce
años. Debía de ser de cierta posición social, pues había consultado muchos médicos y
gastado toda su hacienda con ellos, pero no había podido ser curada por ninguno, pero sin
provecho alguno, es decir iba de mal en peor, no sólo por la inutilidad de aquellos remedios,
sino, en parte, causados por los mismos.
Cuando Jesús iba a casa del Jefe de la Sinagoga para curar a su hija, tiene lugar esta
escena. Iba acompañado de una gran multitud, que le apretujaba. En las callejuelas del
viejo Oriente, el entusiasmo despertado por Jesús hacía que la multitud, empujándose por
acercarse, le apretujase. Entre esta turba se mezcló la mujer angustiada y tocó con fe el
vestido del Señor. Y al punto se hizo su curación.
4. CREÍA QUE CON ELLO SE CURARÍA
Habiendo oído esta mujer la fama curativa de Jesús, apeló, desesperada ya de médicos, al
mejor recurso, Él. Sólo pensó en tocar su vestido, porque creía que con ello se curaría. La
mujer enferma, a como de lugar quiere llevar adelante su propósito, entonces viene por
atrás, y como queriendo robarle o sorprenderle un milagro. Esto es, porque era debido al
tipo de impureza legal que significaba su enfermedad, ya que otros enfermos tocaban a
Jesús para curarse. Las prescripciones rabínicas, aislaban a la mujer que padecía de esta
enfermedad a fin de que no contagiase su impureza legal.
5. TEN CONFIANZA, HIJA, TU FE TE HA SALVADO
En este fragmento de san Mateo, dice que Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: Ten
confianza, hija, tu fe te ha salvado, sin embargo en san Marcos, Jesús, se vuelve
preguntando quién le ha tocado, porque una fuerza había salido de El. Y se dio vuelta, es
decir, miraba en torno suyo, — es la clásica mirada circular del estilo de san Marcos, como
queriendo descubrir quién había sido. Si Jesús obra así, no es por ignorancia, sino por
elevar y confirmar la fe de aquella mujer, haciéndole ver que no fue la curación por un
contacto supersticioso, sino por efecto de la fe. Ante esto, los discípulos, se extrañan de
esta pregunta, pues todos le apretujaban y nadie se había acercado a El con gestos o
modos especiales. Pero Jesús insistió en su afirmación. Ante esto, la mujer se postró ante
El y le confesó, lo mismo, ante todo el pueblo toda la verdad. Jesús le dijo: Ten confianza,
hija, tu fe te ha salvado. Y desde ese instante la mujer quedó sana.
6. CONFIANZA PLENA EN EL PODER DE JESÚS
Hermoso relato, Al acercarse a El con fe esta mujer y ser curada, lo que mas nos encanta,
es darnos cuenta la confianza plena en el poder de Jesús, no solo cree que Jesús la puede
curar, sino que va mas adelante, pues ella cree que con tan solo tocar su vestido basta,
pero aún hay mas, ella piensa que auque Jesús no se de cuenta, con el simple contacto de
su manto, le devolverá la salud perdida.
Así debiera ser nuestra fe y nuestra confianza en Jesús, nuestro hermano amigo que nunca
nos falla.
Pero Jesús, al oír esto, sólo le recomienda que tenga fe. Era ésta la que iba a crear el clima
en que El ejercía las curaciones, y que, por faltar tantas veces, no realizó milagros. Y vino a
su casa. Pero no permito que le siguiera nadie de la turba que le rodeaba, más que tres
apóstoles: Pedro, Santiago y Juan.
7. LA NIÑA NO ESTÁ MUERTA, SINO QUE DUERME
Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que
gritaba, gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba, todo el rito de lloronas a sueldo, ya
evocadas por Jeremías (Jer 9:17-18). Por eso, a la presencia de esto, les dice al entrar,
Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme. El uso eufemístico del sueño por la
muerte es usual al pueblo judío. Así anunció Jesús la muerte de Lázaro (Jn 11:11.14). Pero
aquí el contraste entre muerte y sueño no permitía la interpretación eufemística. Y,
sabiendo aquellos mercenarios fúnebres la realidad de la muerte de la niña, se rieron de
Jesús. Cuando hicieron salir a la gente, él entró, Y, acercándose al lecho, tomó de la mano,
y ella se levantó. Según san Marcos, le dijo unas palabras en arameo. «Talitá kum», que
significa: « ¡Niña, Yo te lo ordeno, levántate!», destacándose la autoridad de Jesús. Y al
instante la niña de doce años se levantó y echó a andar, luego mandó que diesen de comer
a la niña.
8. EL PODER DE JESÚS QUE SE MANIFIESTA INCLUSO ANTE LA MUERTE
Jesús, sólo permitió entrar en la habitación de la niña muerta a sus padres y a sus tres
apóstoles. Y a todos los demás los echó fuera
Nos demuestra este relato la verdad de la resurrección, pero no sólo la había resucitado,
sino curado; la necesidad de comida le haría ver la perfecta salud que ya gozaba.
Este relato nos muestra el poder de Jesús que se manifiesta incluso ante la muerte, que se
somete a su palabra imperativa, la resurrección de la hija de Jairo, nos muestra el poder de
Jesús sobre la vida humana.
9. SE POSTRÓ ANTE ÉL ROGÁNDOLE CON INSISTENCIA.
También vemos a al alto jefe de la sinagoga que al ver Jesús, se postró ante él, esto es se
arrojó a sus pies, rogándole con insistencia. Así debemos ser también nosotros en la
oración, con fuerza y perseverancia. La fe es nuestra mayor necesidad, muchas veces
estamos preocupados de un sin números de necesidades, tales como bienes, vacaciones,
viajes, cultura, dinero etc. Pero lo que el Señor no dice que lo que más necesitamos es fe.
Es así, como es bueno pedirle al Señor: Señor, que la fe no me abandone, te pido que me
la refuerces, que me la concedas siempre, en abundancia y en suficiencia.
Cristo es "nuestra paz" (Ef 2, 14)