D OMINGO XXXI, CICLO “B”
Tema de hoy: ser cristiano implica ser fiel a Personas (Padre, Hijo y Espíritu
Santo) y no a “leyes”, que son medios, no el fin...
Veámoslo, tal como lo plantea el Señor:
+ Las leyes están destinadas a poner orden en una sociedad.
Sin leyes, todo sería un caos total.
La buena convivencia implica siempre y necesariamente leyes, para que los
derechos de todos sean respetados, y todos podamos vivir en paz. Lo contrario llevaría a
la “ley del más fuerte”; “ley de la selva”.
+ Dios mismo, como Creador , ha puesto leyes en la naturaleza: vemos la
armonía admirable y maravillosa del Universo, gobernado por la suprema inteligencia de
Dios. El hombre puede ayudar a este orden, o dañarlo a veces seriamente (desastres
ecológicos, biológicos, genéticos).
+ Dios, como Salvador de su pueblo, también nos da leyes:
- en el Antiguo Testamento, de modo especial, los 10 mandamientos.
- en el Nuevo Testamento, el Sermón de la Montaña.
+ El problema se da cuando los hombres tenemos que vivir estas leyes,
aplicarlas, concretizarlas, interpretarlas, y hacer que sean no una letra muerta, sino
caminos de realización humana y felicidad, de obediencia liberadora a nuestro Dios.
¿Cómo lo hacían los judíos en tiempos de Cristo?
Estaban los “maestros de la ley” (¡toda una institución!): estudiaban la ley de
Dios para conocerla a la perfección. Ellos habían establecido una minuciosa
reglamentación acerca de cada mandato divino.
Pero resulta que en el Antiguo Testamento no sólo están los 10 mandamientos;
los maestros de la ley se habían tomado el trabajo de contar todas las leyes y preceptos
que aparecen, y la suma les dió 613 mandamientos (248 “mandan” cosas; 365
“prohiben” cosas.)
Si a esto se les suma lo añadido por tradición, o por la reglamentación de los
maestros de la ley, la suma se hace imposible de contar . Y peor aún: ¿Cómo hacía el
creyente sincero y piadoso par poder cumplir con Dios, frente a una legislación tan
complicada e imposible de retener en la memoria? Los “ignorantes” estaban entonces
condenados a ser “pecadores”.
Por eso que surgen discusiones sobre el mandamiento más importante: por
el deseo de simplificar, y hacer accesible a todos el camino hacia Dios.
Así nos encontramos con este maestro de la Ley que interroga a Jesús, para saber
cuál es su posición en esta polémica. Y Jesús le contesta con un texto (Iº Lect.!) del
Deut... [volver a leerlo!], muy importante:
- Los judíos piadosos repetían este texto todos los días, 3 veces.
- Hoy, los sacerdotes y religiosos todos los sábados por la noche.
¿Porqué es importante este “mandamiento”? Justamente por el tema central
que hoy nos ocupa: porque en vez de colocarnos frente a una multitud de leyes, con
la duda de cual debemos cumplir con más empeño, este texto nos coloca
directamente frente al mismísimo Dios, fuente de toda ley - sólo así la ley tiene
razón de ser -, humana o sobrenatural (“fuente de toda razón y justicia”).
Nuestra fe puede volverse algo pesadísimo, incluso insoportable , si la vivimos
como un cúmulo inacabable de leyes, normas, mandamientos, y reglas inexplicados o
inexplicables (obligación de Misa? método permitido?; Tal cosa: ¿porqué es pecado?).
Es lo que ocurre a muchísimos cristianos que olvidan que Dios es ante todo y
sobre todo, Padre . Y que si nos da leyes, estas son para nuestra felicidad ; para que
seamos plenamente humanos y cristianos; para que no nos equivoquemos ; para que
seamos libres , obedeciendo sólo a Dios y por Dios, y no seamos esclavos de ídolos, de
vicios, de pecados de falsos dioses...
+ Jesús, en su respuesta, habla también de un segundo mandamiento: el amor
al prójimo . Nuestro Señor no quiere una religión espiritualista y desencarnada. Él está
en nuestros prójimos, que son imagen y semejanza suya, sus hijos, sus amados... Dios
quiere ser amado por nosotros, en ese prójimo que a veces nos molesta, nos fastidia, nos
cae antipático o nos inoportuna de mil maneras distintas... A veces puede ser fácil amar a
Dios, a quien no vemos, pero su Palabra es clara: quien dice “Dios sí, prójimo no”, es un
mentiroso (cfr. I Juan 4, 20).
- Y el principal prójimo siempre será el que, por distintos motivos, está
más cerca, más próximo .
- Y “ amarlo ” implica concretamente: - querer para el otro lo mismo que se
quiere para uno. - No hacerle lo que no queremos para nosotros.
- “Como a ti mismo”... Ponernos, por un momento, en sus zapatos...
+ Incluso nuestros actos de culto, si no están sustentados por el amor , están
vacíos (“el amor vale más que todos los sacrificios y los holocaustos...”).
- En vez de lamentarnos (“¡Qué lástima que tal o cual cosa sea pecado!”),
abramos los ojos para ver [el amor la “locomotora”, y los mandamientos rieles]. Así,
no nos limitaremos a “cumplir”, sino que comprenderemos que EL
VERDADERO AMOR NO TIENE LIMITES.
Amén.
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel