D OMINGO XXXII, CICLO “B”
+ En estas últimas páginas del Ev. de Marcos, el Templo es escenario de una serie
de hechos que vive Jesús ya muy cerca de su Pasión.
Características de estos textos: el Señor se enfrenta con todos sus adversarios.
Hoy vemos dos imágenes contrapuestas: la soberbia de unos (los escribas), y la
generosidad de una mujer humilde.
Los escribas : conocían mejor que nadie las Escrituras. Eran “especialistas” en la
Palabra de Dios, y por eso la enseñaban en sus escuelas y en el templo. Gozaban de gran
reputación y estima, y el pueblo los admiraba y reverenciaba... Lo cual era ocasión para
que en muchos casos se dejasen llevar por el gusto de los honores, o quisieran sacar
provecho de ellos.
Por eso Jesús hoy advierte a los discípulos: hay que tener cuidado de esos malos
ejemplos: no hacer las mismas cosas ( Cristo no está “criticando”, sino enseando ).
Señala con 6 ejemplos lo que hacen los escribas, y no debemos hacer nosotros :
1. “se pasean con largas túnicas” (les gusta exhibirse );
2. “que los saluden en las plazas” (con títulos honoríficos );
3. “ocupar los primeros puestos en las reuniones litúrgicas,
4. y los puestos de honor en las comidas” (ser los “ distinguidos ”, los “ más ” en todos los lugares);
5. “aparentan rezar mucho,
6. y al mismo tiempo despojan a las viudas de sus pocos bienes” (la gente los cree “buenos”
como para confiarles los propios bienes, y ellos terminan quedándose con lo ajeno , incluso con lo de
las viudas [que eran siempre pobres]).
+ Cristo nos habla hoy a nosotros, no para contarnos lo que hacían los hombres de
su tiempo, o para que soltemos una crítica (¡tan fácil en la boca de muchos cristianos!),
sino para que hagamos un examen de conciencia que impida que estos ejemplos se den
entre nosotros.
Porque también hoy puede darse entre nosotros la tentación de presentarse como un
“catlico ejemplar y de primera”, sólo porque se tienen algunas ideas cristianas, pero se
tiene muy poca o ninguna caridad; o el buscar el brillo de los títulos honoríficos dentro
de la Iglesia , servirse de la Iglesia en lugar de servir a la Iglesia; buscar los puestos de
honor, olvidando que el gran honor del cristiano es el servir, como Cristo; tener
apariencia de bueno y piadoso , pero tener en el corazón una ambición suficiente como
para privar a los más necesitados de sus bienes...
+ Segunda escena: una viuda (quizás de las “despojadas”).
En el templo de Jerusalén había una sala donde se recibían las ofrendas para el
templo y para el sostenimiento del culto.
Muchos ricos ponen mucho ... Una pobre viuda pone muy poco...
Y Jesús pronuncia una sentencia: llama a todos sus discípulos, señala esta mujer, y
declara que ella ha dado mucho más que los otros. ¿Porqué?
Los ricos daban mucho... pero daban algo de lo que tenían...
La viuda dio muy poco... pero dio todo lo que tenía...
Nosotros nos dejamos impresionar fácilmente por las cantidades, por los números,
por las cifras... juzgamos las cosas por su valor material, su utilidad, o su eficacia. Pero
el Señor ve las cosas de manera distinta: él no es un Dios de cantidades, sino de
“cualidades”. No mide las cosas por lo exterior, sino por lo que las cosas realmente son .
El mira nuestro corazón y nuestra voluntad , para ver como son allí nuestras
disposiciones... Con muy poco, Él puede hacer mucho, (Iº Lect., y la multiplicación de
los panes) puede hacer todo...
* Los escribas habían recibido mucho (¡La Palabra de Dios!), y en lugar de administrarlo
para los demás (¡que para eso les fue dada!) trataban de cubrirse con el honor que les
confería el ser depositarios de un bien tan grande.
* Los ricos poseían muchos bienes, pero en vez de referirlo todo en Dios o administrarlo
para beneficiar a los que tenían menos, daban una parte al Señor... cosa que no está mal,
pero que no es suficiente cuando se hace simplemente para tranquilizar la propia
conciencia , y sin intención de compartir incluso lo necesario con quienes no poseen ni
siquiera lo mínimo indispensable para poder sobrevivir.
* La pobre viuda había recibido muy poco, sólo lo necesario para vivir y sin esperanza
de tener más (porque era viuda). Pero ella dió todo al Señor...
* Por eso los escribas recibieron la amenaza de un juicio muy severo, los ricos no
merecieron ser felicitados, y sólo la pobre viuda recibió la aprobación del señor y fue
puesta como ejemplo...
El Evangelio nos instruye sobre los criterios que se utilizan en el Reino de Dios: al
Señor no le interesa la cantidad ni la eficacia de nuestros dones, sino la total
disponibilidad de nuestro corazón.
+ Cuando somos capaces de dar incluso lo que necesitamos par vivir, estamos
entregando no sólo nuestras cosas, sino a nosotros mismos. Así repetimos y
prolongamos la acción de Cristo, que nos salva no dando cosas exteriores, sino con “el
sacrificio de sí mismo” (IIº Lect.).
Se habla mucho de compartir los bienes. toda clase de bienes. Y el hecho de que
sean pocos los que tienen mucho, y muchos los que tienen poco, hace que los hombres
experimentemos frente a Dios un sentimiento de culpabilidad. Pero a la hora de
compartir, tengamos en cuenta el criterio de Cristo: no sólo hay que dar lo que sobra ,
sino aún aquello que necesitamos para vivir. Con ello se nos dice que sólo tiene sentido
compartir los bienes cuando es signo de entrega personal.
+ Así, el Reino no se manifiesta en aquellos que - como los escribas - andan detrás
de la propia gloria, que sólo corresponde a Dios. Tampoco está en aquellos otros que
sólo piensan en los demás o en Dios cuando le sobra, pero son incapaces de privarse de
algo propio.
La pobre viuda del Evangelio nos descubre que el Reino está en el corazón
generoso y humilde de quien se abre totalmente a Dios y al prójimo, dando lo que
posee, incluso lo necesario para vivir, aunque esto sea muy poco a los ojos de los
demás.
+ María le entregó a Dios no sólo su vientre, sino todo su corazón , todo su servicio.
Ella es nuestro ejemplo: que ella nos bendiga.
Amén.
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel