DOMINGO XV. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.
Mc. 6, 7-13
Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre
los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que
un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias, y
que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: "Permaneced en la casa donde os den
alojamiento hasta el momento de partir. Si no os reciben en un lugar y la
gente no os escucha, al salir de allí, sacudíos hasta el polvo de vuestros
pies, en testimonio contra ellos". Entonces fueron a predicar, exhortando a
la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos
enfermos, ungiéndolos con óleo.
CUENTO: CADA UNO RECOGE LO QUE SIEMBRA
Un padre muy enfermo reunió a sus tres hijos junto a su cama. Apenas
podía hablar. Con gran dificultad, tomó una pequeña cajita que contenía
semillas, y dio una a cada hijo diciéndoles: -“Todo lo que les pase a ellas,
os pasará a vosotros”. Y diciendo esto, murió. Los tres hijos no
entendieron estas últimas palabras de su padre. Pensaron que estaba
delirando y no sabía lo que se decía. Cada uno guardó la semilla y se
marchó a su casa. El hermano mayor puso su semilla en un frasco de
cristal. Y lo colocó en el lugar más visible de la casa. Cada vez que lo
mirara, recordaría a su querido padre. Al hermano mediano se le perdió la
semilla por el camino y no se preocupó mucho de buscarla.. Y el hermano
menor tuvo curiosidad por saber qué tipo de semilla le había dado su
padre antes de morir. Buscó un macetero, preparó la tierra y la plantó con
todo cuidado. Después de muchos cuidado, al cabo del tiempo, creció una
rosa roja. Fueron pasando los años y, sin saber cómo, a cada hermano le
iba ocurriendo lo mismo que le pasó a su semilla. El hermano mayor cayó
enfermo de un extraño mal que lo dejó en cama para siempre, sin poder
salir de su casa. El hermano mediano se perdió en medio de la selva
cuando estaba haciendo un viaje de vacaciones. Nunca más se volvió a
saber de él. En cambio, al hermano menor las cosas le fueron muy bien.
Se dedicó a lo que más le gustaba: la pintura. Hizo muchos cuadros y fue
conocido en todo el mundo por lo bien que pintaba. Sus obras de arte se
podían ver en los mejores museos. Todas ellas estaban firmadas con una
pequeña rosa roja dibujada en un extremo. El hermano menor fuel el
único que cultivó la semilla. Y por este motivo le ocurrió lo mismo que le
pasó a ella: floreció.
ENSEÑANZA PARA LA VIDA:
En la Iglesia se siente hoy la necesidad de una nueva evangelización.
¿En qué puede consistir? ¿Dónde puede estar su novedad? ¿Qué hemos de
cambiar? ¿Cuál fue realmente la intención de Jesús al enviar a sus
discípulos a prolongar su tarea evangelizadora?
El relato de Marcos deja claro que solo Jesús es la fuente, el
inspirador y el modelo de la acción evangelizadora de sus seguidores. Estos
actuarán con su autoridad. No harán nada en nombre propio. Son
"enviados" de Jesús. No se predicarán a sí mismos: solo anunciarán su
Evangelio. No tendrán otros intereses: solo se dedicarán a abrir caminos al
reino de Dios.
La única manera de impulsar una "nueva evangelización" es purificar
e intensificar esta vinculación con Jesús. No habrá nueva evangelización si
no hay nuevos evangelizadores, y no habrá nuevos evangelizadores si no
hay un contacto más vivo, lúcido y apasionado con Jesús. Sin él haremos
todo menos introducir su Espíritu en el mundo.
Al enviarlos, Jesús no deja a sus discípulos abandonados a sus
fuerzas. Les da su "autoridad" , que no es un poder para controlar, gobernar
o dominar a los demás, sino su fuerza para "expulsar espíritus inmundos" ,
liberando a las gentes de lo que esclaviza, oprime y deshumaniza a las
personas y a la sociedad.
Los discípulos saben muy bien qué les encarga Jesús. Nunca lo han
visto gobernando a nadie. Siempre lo han conocido curando heridas,
aliviando el sufrimiento, regenerando vidas, liberando de miedos,
contagiando confianza en Dios. "Curar" y "liberar" son tareas prioritarias en
la actuación de Jesús. Darían un rostro radicalmente diferente a nuestra
evangelización.
Jesús los envía con lo necesario para caminar. Según Marcos, solo
llevarán "bastón, sandalias y una túnica" . No necesitan de más para ser
testigos de lo esencial. Jesús los quiere ver libres y sin ataduras; siempre
disponibles, sin instalarse en el bienestar; confiando en la fuerza del
Evangelio.
Sin recuperar este estilo evangélico, no hay nueva evangelización. Lo
importante no es poner en marcha nuevas actividades y estrategias, sino
desprendernos de costumbres, estructuras y servidumbres que nos están
impidiendo ser libres para contagiar lo esencial del Evangelio con verdad y
sencillez.
La Iglesia ha perdido ese estilo itinerante que sugiere Jesús. Su
caminar es lento y pesado. No acierta a acompañar a la humanidad. No
tenemos agilidad para pasar de una cultura a otra. Nos agarramos al poder
que hemos tenido. Nos enredamos en intereses que no coinciden con el
reino de Dios. Necesitamos conversión. ( José Antonio Pagola )