XVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Pautas para la homilia
“Les enviaré pastores…porque andaban como ovejas sin pastor”
En el evangelio de este domingo, continuación del domingo pasado, en que Jesús
envía a sus discípulos a predicar de dos en dos… y vuelven contando su
experiencia, hay que resaltar lo que el profeta Jeremías nos ha relatado en la 1ª
lectura: que se encuentran a la gente “como ovejas sin pastor” y Dios manifiesta su
queja por la actitud de algunos pastores que no cuidan del rebaño.
Los discípulos debieron volver, tras esa primera experiencia como “enviados”,
pletóricos de alegría, y el Maestro quiere compartirlo con ellos. El Señor también
buscaba espacios de descanso en Betania, junto a Lázaro y sus hermanas, con los
que compartía momentos de su vida. Solo después de compartir con Jesús
podemos “entregar lo contemplado”.
Pero al entrar hoy en este evangelio no podemos olvidar las palabras de Jesús
“venid a mí los que estáis cansados y agobiados…” (Mt 11, 28).
Aquella dulce y encantadora quietud en un lugar tranquilo quedó quebrada por la
multitud que les seguía… y cuando Jesús desembarc, sinti compasin por ellos
“porque andaban como ovejas sin pastor”. Vagaban en busca de buenos maestros
que les ensearan y orientaran y Jesús se puso a “ensearles con calma”,
largamente.
La compasión de Jesús por la multitud no era algo pasajero, es una constante en su
vida. Siente compasión por el leproso que le suplica curación (Mc 1,41); por los dos
ciegos de Jericó (Mt 20,34); por la viuda de Naim que acababa de perder a su hijo
(Lc 7,13); y tantos… Jesús siente compasin por todo tipo de miserias y situaciones
límites.
El comportamiento de Jesús con las gentes fue muy distinto al de muchos falsos
profetas y demagogos de entonces y de ahora, al transmitir doctrina de verdad y de
vida, mientras que los que no son auténticos pastores procuran adaptarse a las
circunstancias siempre cambiantes, obrando según sopla el viento e intentan
enardecer, pero sin convencer.
Todos nos necesitamos en esa misión y, a la vez, nosotros comprometernos en esa
misin ¿de pastor, guías, animadores…? El nombre en este caso es indiferente, lo
importante es el compartir el camino de seguimiento del maestro. Puestos a
precisar, podríamos decir que:
-el mundo joven necesita guías, animadores, modelos de vida con valores…
-la madurez necesita amigos con quien compartir vida en positivo…
-la ancianidad necesita apoyos, escuchas de sus repetidas historias y superar tantos
silencios y temores…
En definitiva, todos necesitamos y queremos pastores y podemos y debemos ser
pastores que comuniquen y contagien vida, necesitamos ensear y ser enseados…
No se trata de recetas moralizantes, ni paternalismos, ni fórmulas, ni de contar
nuestras batallas… sino de vida con verdad y misericordia. No olvidemos que Jesús
sabe escuchar: “le contaron todo lo que habían hecho y enseado”.
Hoy Jesús se reúne con los discípulos, “venid a un sitio tranquilo a descansar
conmigo”, a los que había enviado, para escuchar lo que habían hecho…
¿podríamos pensar qué le podríamos contar de nuestra vida si nos llamase?
-¿Hemos compartido “vida”, hemos sido en algún momento realmente “guías,
pastores…” de alguna persona joven… hijos, sobrinos, alumnos…?
-¿Qué hemos compartido con “los maduros” de nuestra familia, nuestros amigos…?
-¿Hemos escuchado a nuestros mayores y ancianos…?
Es tiempo de verano, con frecuencia de vacaciones, aunque las verdaderas
vacaciones comienzan “en el interior de cada uno”. Y es tiempo propicio para poder
ejercer y vivir esta “misin”, tan evangélica, de hablar y compartir vida en tantos
momentos de sobremesa y veladas nocturnas, de salidas al campo, de conocer
gente nueva y encontrarse con familia, de intercambio con los hijos en momentos
de quietud… quizás esos momentos eviten que durante el resto del ao no vaya
nuestra familia y nuestras relaciones personales “como ovejas sin pastor”, porque
en este caso “los pastores…” debemos ser nosotros, somos nosotros, que sí
tenemos algo que decir y contar.
El estremecimiento de Jesús ante la realidad desconcertante de nuestras vidas que
se conducen sin un sentido claro, carente de un norte de dirección, han movido su
compasión y reclaman nuestra sensibilidad para colaborar con él en la redención del
mundo. Él es el único y verdadero pastor, con él aprendemos y deseamos participar
en su proyecto salvador y, para ello, tenemos que reconocer que somos también
nosotros sanadores heridos. De nuestra experiencia de sanación, de encuentro y
realización con la persona de Jesús nace no sólo nuestro impulso y respuesta de
convertirnos en pastores sino el contenido kerigmatico del anuncio “Seor, tu eres
el Mesías, el Hijo de Dios, el único que tienes Palabras de vida eterna”.
Noviciado Provincias Ibéricas 2012
Sto. Tomás (Sevilla)