Ciclo B. XV Domingo del Tiempo Ordinario
Pedro Guillén Goñi, C.M.
Hasta ahora hemos reflexionado en el evangelio de San Marcos los signos y
milagros que el Señor, desde la fe, realizó a las personas necesitadas. Hoy
cambiamos de temática. El Señor considera que los discípulos, después de aceptar
su llamada y aprender de Él, se encuentran ya dispuestos para realizar una
experiencia misionera. Sabía anticipadamente que no les iba a resultar fácil y por
eso les da algunas recomendaciones. Si las analizamos detenidamente
descubriremos que son también para nosotros ejemplo de seguimiento y misión.
En primer lugar les envía de “dos en dos” para valorar el espíritu de colaboración, la
ayuda mutua, el dialogo, la corresponsabilidad y subsidiaridad que deben tener
presente en toda empresa misionera. Les dice que vayan ligeros de equipaje
porque las cosas atan y el desprendimiento es imprescindible. Hay que utilizar los
medios que tienen a su alcance y no perder la motivación auténtica de sentirse
instrumentos de Dios para la salvación. No es lo prioritario “levantar grandes
estrados”, utilizar medios eficaces y lo último en tecnología, si bien todo puede
ayudar para acercar el evangelio, sino la fuerza expresiva de la palabra, el ejemplo
y coherencia de vida, la convicción de la autenticidad y la transparencia. El equipaje
excesivo impide el acercamiento y el compromiso. La Palabra de Dios, su fuerza
expresiva y la fe, es lo importante.
No les resultará fácil anunciar el evangelio. Encontrarán incomprensión, oposición y
rechazo. También ahora el secularismo como suplantación y hasta negación de Dios
será un inconveniente. La valentía, el coraje y la convicción de la fe serán actitudes
elementales en el testimonio que deben dar.
Anunciarán la conversión, el cambio de vida, la transformación interior; revertir las
situaciones de odio y sus consecuencias por la dinámica del amor.
Hoy el Señor también nos llama para conocer su mensaje, transformar nuestra vida
interior y proclamar la Buena Nueva. El bautismo nos ofrece la primera oportunidad
para iniciar el itinerario de nuestra fe. Interiorizar la presencia del Señor y dar
testimonio será el compromiso esencial de nuestra condición de cristianos como
hijos de Dios..
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)