XVI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Introducción a la Semana
Esta semana viene festoneada con tres hitos festivos de indudable raigambre
popular. La co-patrona de Europa, Santa Brígida; el patrón de las Españas, el
Zebedeo Santiago que a su nombre se recorre el camino en busca de la gran
perdonanza; San Joaquín y Santa Ana, ahora evocados como protectores en el
día de los abuelos, siempre al cuidado amoroso de María de Nazaret.
En la bandeja de la Palabra dominical nos encontramos con expresiones de
Jeremías que nos recuerdan con claridad la imagen del buen pastor del cuarto
evangelio. Pablo dice a los Efesios que todos estamos muy cerca gracias a su
entrega generosa y porque nos capacita para vivir como hombres nuevos, pues
Él es nuestra paz. El texto evangélico de Marcos nos narra el regreso de los
apóstoles de su inicial misión; Jesús les invita a descansar y pensar, aunque no
puedan evitar que la realidad se les imponga: Jesús vio una multitud y le dio
lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor.
Las primeras lecturas las obtenemos de Miqueas (lunes y martes) y Jeremías
(miércoles, jueves, viernes y sábado). El primero indica con claridad que lo que
quiere Yahvé es que se ame la bondad, se practique la justicia y todo fiel camine
con humildad con Él, que es siempre compasivo y destructor de nuestros
pecados. El segundo, amén de informarnos sobre su vocación profética, levanta
acta de la infidelidad de Judá y Jerusalén, hace una encendida llamada a la
conversión y cierra la semana con un oráculo sobre el templo.
El capítulo doce de San Mateo nos sirve la Palabra en los dos primeros días de la
semana, con argumentos tales como el signo de Jonás y la familia de Jesús, en
esa escena tan estimulante de incluir en el parentesco de Jesús a todos los que
hacen la voluntad del Padre. A su vez, desde el miércoles escucharemos el
bloque de parábolas que recoge el capítulo 13 de Mateo, siendo la parábola del
sembrador la que ocupe un lugar destacado en la parcela evangélica de esta
semana.
¡Y pensar que la escucha de la Palabra puede lograr mejorar la calidad, mayor o
menor, del humus, suelo personal de cada uno!
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)
Con permiso de dominicos.org