EL SEÑOR SE PREOCUPA POR SU REBAÑO
REPROCHA LOS MALOS PASTORES Y SE CONMUEVE POR SUS OVEJAS
Reflexión desde las Lecturas del Domingo XVI Ciclo B
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. MALOS PASTORES Y ADEMAS FALSOS PROFETAS
La Primera Lectura de la Liturgia de este domingo decimosexto, denuncia los malos
pastores y los falsos profetas, a quienes les correspondía el deber de guiar al pueblo
y ayudarle a vivir en fidelidad a la alianza. Los versos 1 y 2 son contra los pastores
de Israel y luego en los versos 3 al 6 se habla sobre las promesa de restauración
mesiánica. Estos malos pastores, se han desinteresado de las personas a ellos
confiadas, las han hecho alejarse, desorientándolas, y, en consecuencia, les han
causado la muerte. El Profeta Jeremías declara que estas malas acciones, no
quedarán sin castigo, de ahí que el profeta anuncie un cambio radical de situación
donde el mismo Señor asumirá la guía del pueblo. Lo reunirá y le dará seguridad y
tranquilidad, que son las condiciones para su desarrollo y pondrá a su cabeza a
quien lo cuide y lo protegerá de las asechanzas.
PRIMERA LECTURA, Jeremías 23, 1-6
¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal! –oráculo del
Señor–. Por eso, así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que
apacientan a mi pueblo: Ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no
se han ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar
sus malas acciones –oráculo del Señor–. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas,
de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus praderas,
donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para ellas pastores que las
apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna
–oráculo del Señor–. Llegarán los días –oráculo del Señor– en que suscitaré para
David un germen justo; Él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el
derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo
llamará con este nombre: “El Señor es nuestra justicia”
2. JEREMIAS, VIDA DEL PROFETA.
Jeremías (en heb. Yirmeyahu: “Yahvé exalta”?) aparece en la introduccin histrica
a sus profecías como “hijo de Releías, del linaje de los sacerdotes que habitaban en
un lugar llamado Anatot,” la actual Anata, a unos cuatro kilmetros al nordeste de
Jerusalén, camino del desierto, que era también la patria del sumo sacerdote
Abiatar, a cuya familia sacerdotal podía pertenecer el profeta. Cuando era aún muy
joven, en el reinado de Josías ( 627 a .C.), fue llamado al ministerio profético, que
ejerció durante los reinados de este rey y de sus sucesores Joacaz (609), Joaquim
(609-598), Joaquín o Jeconías (598) y Sedecías (598-586). Su vida fue muy agitada,
ya que tuvo que sufrir en los vaivenes de la política después de la muerte del
piadoso rey Josías (609). Durante el reinado de éste, colaboró extraordinariamente
en la reforma religiosa emprendida en 622-621, cuando fue hallado el libro de la Ley
en los cimientos del templo. Su vida, en este sentido, es paralela a la de Isaías, que
un siglo antes había prestado auxilio moral en la reforma religiosa emprendida por el
también piadoso rey Ezequías (727-698).
Bajo el rey Joaquim tuvo que sufrir mucho, en primer lugar de sus propios
conciudadanos de Anatot; y en Jerusalén, por recriminar la impía conducta del
pueblo, fue encarcelado; y por anunciar la ruina de la ciudad, los sacerdotes
quisieron atentar contra su vida, siendo librado de la muerte por algunos príncipes
que recordaron la profecía de Miqueas sobre la destrucción de Jerusalén. En el año
604 (año cuarto del reinado de Joaquim) dictó sus predicciones a su escribiente
Baruc, y los leyó al año siguiente públicamente en el templo. Por orden del rey
Joaquim indignado porque Jeremías le echaba en cara su impiedad y tiranía
fueron quemados; pero Jeremías los volvió a dictar a Baruc. Más tarde fue
encarcelado, como traidor, por orden del rey Sedecías (597-587). Fue libertado
después de la toma de Jerusalén por los babilonios (586), quedando por algún
tiempo dedicado a la consolación de los vencidos y a la reconstrucción religiosa y
nacional del país en colaboración con el gobernador Godolías, nombrado por
Nabucodonosor. Pero la facción ultranacionalista asesinó al gobernador, huyendo a
Egipto, llevándose por la fuerza al profeta, el cual continuó allí su obra de
exhortación a la penitencia. Según la tradición judaica, Jeremías fue lapidado en
Egipto por sus compatriotas, a los que recriminaba su pésima conducta. Según una
tradición menos fundada, Jeremías fue llevado por Nabucodonosor a Babilonia
después de haber conquistado Egipto en el 566 a .C.
3. AY DE LOS PASTORES QUE PIERDEN Y DISPERSAN EL
REBAÑO EL REBAÑO DE MI PASTIZAL!
El profeta se enfrenta con la clase dirigente de Israel, que ha sido la principal
responsable de la ruina de su pueblo. Son los falsos pastores: ¡ Ay de los pastores
que pierden y dispersan el rebao de mi pastizal!”, que han fomentado la
deserción y la idolatría en el pueblo sencillo, atrayendo sobre él los justos castigos
divinos, concretados en la invasión extranjera y en la deportación en masa hacia
tierras extrañas. Son estos versos como un resumen de lo anterior predicho sobre el
rey. El Señor llama a su pueblo cariñosamente el rebao de mi pastizal” . Israel ha
sido conducido por el desierto como una tímida oveja en medio de peligros sin
cuento, y toda su historia como nación es una continua sucesión de providencias
divinas para salvarlo en las vicisitudes más críticas. Pero los actuales pastores,
encargados de llevar a buenos pastos a su rebaños, la han descarriado: “Por eso,
así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi
pueblo: Ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han
ocupado de ellas”. La comparación aparece reiteradamente en Jeremías y otros
profetas posteriores. El Señor no puede tolerar esta situación anormal, y se ve
precisado a intervenir justicieramente visitando a su pueblo.
Después de anunciar la deportación sin retorno de Jeconías y su carencia de
descendientes reales, el profeta se proyecta, para consolar a sus compatriotas,
hacia una era futura en la que serán olvidados los pecados de Judá y de sus
pastores, pues el mismo Señor personalmente se encargará de pastorear a su
rebaño, que hará volver de todas las tierras en que lo había dispersado; “Yo mismo
reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países adonde las había
expulsado, y las haré volver a sus praderas, donde serán fecundas y se
multiplicarán” . Es el anuncio de retorno del exilio. La catástrofe, pues, nacional es
relativa, y un día volverán los israelitas a recogerse bajo la protección de su Dios,
que directamente los gobernará como el pastor a su rebaño. En realidad, el Señor
será riguroso con las clases dirigentes, causantes de la ruina, pero benigno con las
ovejas descarriadas. Dios, después de traerlos a nuevos pastos, les dará pastores
que los apacienten: “Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya
no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna” . Para
entender bien esto hay que tener en cuenta el doble plano sobre el que se mueve la
profecía: primero se refiere a la restauración que sigue al exilio, y entonces los
pastores serán Zorobabel, Josué, Esdras y Nehemías, etc., que colaboraron
directamente en la repatriación y en la restauración de la vida nacional; pero
después hay otra perspectiva más amplia, y es la del mesianismo. Las dos se
confunden en superposición de planos en la mente del profeta, en cuanto que la
primera es la inmediata preparación de la segunda. Esos dirigentes postexílicos son
los tipos de otros pastores de la era mesiánica, que podremos identificar con el
mismo Mesías y sus colaboradores, como los apóstoles y sus sucesores.
4. “EL SEÑOR ES NUESTRA JUSTICIA”
La expresión no habrán de temer mas ni angustiarse alude claramente a la era
venturosa de paz mesiánica, como la fórmula siguiente: he aquí que vienen días: “En
sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este
nombre: «El Seor es nuestra justicia”. Los tiempos mesiánicos estarán
presididos por la figura desbordante del Mesías, vastago justo. La atención del
profeta se centra en un misterioso retoño de la casa de David, que impondrá un
reinado de derecho y de justicia. Todo esto parece depender de la profecía isaiana
sobre el “vastago de Jesé”, sobre el que descansará el “espíritu del Seor”; es el
“Príncipe de la paz” de los tiempos mesiánicos, dotado de las cualidades ideales de
un hombre de gobierno: inteligencia, ciencia, sabiduría, fortaleza y temor de Dios.
Por eso aquí se dice que ese “germen justo” reinará como rey
prudentemente. Llegarán los días –oráculo del Señor– en que suscitaré para
David un germen justo; La palabra germen, aplicada al Mesías, aparece en el
profeta Zacarías medio siglo después. Aquí, en Jeremías, el germen es
apellidado “justo” , porque inaugurará un reinado de equidad y de justicia. Es una
idealización de lo que en 2 Sam 8:15 se aplica al gran antepasado David, modelo de
soberanos teocráticos para la mentalidad hebrea. Ese germen tendrá categoría
real: Él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en
el país”. .
La mente del profeta se proyecta hacia un horizonte más glorioso y espectacular, en
que se impondrá un reinado de derecho y justicia en la tierra. Será el día de la
“salvacin” del pueblo elegido en su totalidad. De nuevo formarán un solo reino bajo
la figura deslumbrante del Rey ideal, el Mesías. Este sueño de la unificación de las
doce tribus, separadas después de la muerte de Salomón, tan acariciado por los
verdaderos hombres de Dios, será realizado plenamente en los tiempos mesiánicos.
Será tal la equidad que implantará el nuevo Rey mesiánico, que podrá llamarse: “El
Seor es nuestra justicia”. Este nombre es puramente simbólico y no indica la
divinidad del Mesías, sino sólo que el Mesías vinculará su reinado de justicia al
Señor un modo tan estrecho, que podrá ser llamado: “El Seor es nuestra
justicia” , como el misterioso Niño nacido de una doncella en Is 7:14 podrá llamarse
Immanuel (“Dios con nosotros Dios”), en cuanto que El Seor estará con él y con su
pueblo.
5. EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME PUEDE FALTAR.
En consonancia con este anuncio, el salmo expresa confianza en el Señor, pastor que
cuida de nosotros
SALMO 22, 1-6
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas. Me conduce a las aguas tranquilas y repara
mis fuerzas. R
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras
quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me
infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi
copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del
Señor, por muy largo tiempo. R
En este bello poema idílico, el salmista juega con dos semejanzas alegóricas, por
una parte el buen pastor y por otra el padre de familias, que hace gala de
desprendida y generosa hospitalidad. Bajo estas similitudes, el salmista expresa la
confianza ciega del hombre justo en la providencia atenta de su Dios. Nada le puede
turbar. El tono es acentuadamente personal; por tanto, no se presta a una
interpretación colectiva, como en otros salmos, donde se reza una solicitud del
Señor por la comunidad israelita.
Se atribuye este bello poema al propio David. Realmente, ninguno mejor que David
sabía lo que era la vida del pastor y su solicitud por las ovejas, pues era su actividad
en los tiempos de su niñez. Sin embargo, como en el versículo 6 se alude a la casa
del Seor: “ y habitaré en la Casa del Seor, por muy largo tiempo” , esto es el
templo de Jerusalén, parece que la composición es posterior a Salomón, constructor
del santuario.
Desde el punto de vista doctrinal, el salmo es una lección de confianza tranquila en
Dios, solícito Pastor y Padre de familias, que protege al huésped de todo peligro y le
provee abundantemente de todo.
6. EL SEÑOR Y EL BUEN PASTOR
De una forma muy hermosa, el salmista compara su Dios al pastor solícito, que se
preocupa de sus ovejas. “El Seor es mi pastor, nada me puede faltar”. Como tal,
busca los mejores pastos para su rebaño y las frescas aguas: “Él me hace descansar
en verdes praderas”. En tierras semi-desérticas como las de Palestina, los pequeños
oasis y praderías son codiciosamente buscados por los pastores. En los salmos es
frecuente la afirmación de que el Señor es el Pastor de Israel, su pueblo. Ya Jacob
hablaba del “Dios que le pastoreaba”
El Señor es para el salmista el pastor que le hace ir hacia los lugares frescos y
serenos: “Me conduce a las aguas tranquilas”, llevándole por las rectas sendas para
que allí se recree su alma, como descansan las ovejas en el oasis después de haber
caminado bajo los ardores del sol del desierto. “ repara mis fuerzas”. También en la
vida el justo tiene que atravesar zonas áridas, en las que priva el vicio y el desprecio
sistemático a la virtud heroica de aquél. “me guía por el recto sendero”
Sólo con la ayuda del Señor y “por amor de su Nombre”, encuentra la satisfacción
íntima, las frescas aguas de la vida litúrgica en el templo y los verdes pastos de sus
promesas consoladoras.
El nombre del Señor es garantía de triunfo y de protección en la vida contra todas
las adversidades. El Señor se manifiesta en sus obras, y su nombre glorioso es
reflejo de sus logros. Es tal la confianza que tiene en El, que, aunque tenga que
andar por parajes peligrosos, valles profundos en los que moran las fieras, se siente
seguro bajo la protección de tal Pastor. El salmista juega con la semejanza del
pastor que tiene que atravesar zonas peligrosas antes de llegar a los oasis seguros.
7. EL PASTOR, UN BONDADO PADRE
Una nueva similitud para expresar la providencia solícita del Señor para con el
salmista. Antes era el “Buen Pastor” que le defendía contra los peligros y le llevaba a
fecundos pastizales, ahora es el bondadoso padre de familia, algo que recuerda
cuando el jefe familiar recibe amorosamente al justo en su tienda, prodigándole
todas las atenciones que son de ley en la tradicional hospitalidad oriental. Frente a
los enemigos del salmista: “frente a mis enemigos” , para dar una sensación más de
favor, el Señor dispone una mesa bien abastecida a su huésped honrado, “Tu preparas
ante mí una mesa ”, y, conforme al rito de las grandes casas señoriales, le derrama el
óleo sobre su cabeza; “unges con leo mi cabeza”; en los banquetes orientales no
puede faltar la unción perfumada. El anfitrión, además, ofrece personalmente la copa
rebosante de bebida al huésped: “mi copa rebosa” . Todo es generosidad y señorío en
la casa del Señor, que honra delicadamente al salmista. Su copa o su cáliz, es decir, la
amistad íntima del salmista con su Dios, rebosa sin medida ante la envidia y despecho
de sus enemigos, que son testigos de las larguezas del Señor del justo.
Al lado de su Dios, el hombre se siente seguro, porque experimenta diariamente su
bondad y benevolencia: “Tu bondad y tu gracia me acompaan” . Como es ley en
los salmos, el justo encuentra su máxima felicidad en vivir en la casa del Señor: “a lo
largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Seor, por muy largo tiempo”.
8. JUDÍOS Y PAGANOS, REUNIDOS COMO UN SOLO REBAÑO,
PARA LA GLORIA DE DIOS.
En la Segunda Lectura, Efesios 2,13-18, el Apóstol Pablo, tras haber hablado del
propósito salvador establecido por el Padre en Cristo (cf. Ef 1,3-14), invita a los
destinatarios de la carta - cristianos procedentes del paganismo - a que tomen
conciencia de que también ellos están llamados a participar en él, y eso por puro
don de Dios (Ef. 2,4-5.8). El fragmento litúrgico de hoy presenta precisamente la
consecuencia del acontecimiento salvífico para los creyentes: la muerte de Jesús les
ha permitido acercarse a Dios, de quien estaban alejados, dado que por ser paganos
no le conocían. Judíos y paganos, reunidos como un solo rebaño, no ya divididos,
sino formando parte del mismo pueblo de Dios que es la Iglesia, han accedido al
Padre y están animados por el único y mismo Espíritu.
La carta a los Efesiós que San Pablo dirige a la Iglesia recientemente fundada en
Efeso, es gran himno de bendición, donde celebra el misterio que Dios Padre ha
manifestado en Jesucristo: el proyecto de salvación del que todos los hombres están
llamados a beneficiarse. Jesucristo es el modelo y el artífice del plan eterno de Dios.
Es así, como San Pablo se dirige a Dios Padre para darle gracias por la “fe” y
“caridad” de los efesios y pedirle que les ilumine más y más cada día a fin de que
entiendan la grandeza de la “esperanza” cristiana (Ef 1,15-23); esperanza que no
puede fallar, pues se apoya en el poder de Dios, tan claramente manifestado en lo
realizado con Jesucristo.
En síntesis, podemos decir que este fragmento que leemos en esta liturgia, es una
carta donde San Pablo desarrolla lo que pudiéramos llamar “tesis de la unificacin”:
todos, judíos y gentiles, suprimida la antigua barrera entre ambos pueblos,
formamos un solo “cuerpo,” que es la Iglesia, en la que todos, en calidad de hijos y
con absoluta igualdad de derechos, podemos confiadamente dirigirnos a Dios Padre.
SEGUNDA LECTURA Ef 2, 13-18
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido
acercados por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz: Él ha unido a los
dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y
aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones.
Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona,
restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la
cruz, destruyendo la enemistad en su persona. Y él vino a proclamar la Buena
Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquéllos
que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso
al Padre, en un mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
9. TODOS UNIDOS GRACIAS A CRISTO
San Pablo enseña que Jesús, con su sangre, hizo de todos los pueblos uno solo
para la gloria de Dios.
San Pablo pasa a describir la nueva situación actual, llena de luz y armonía. El autor
de este cambio ha sido Jesucristo, con su muerte redentora. El Apóstol lo dice de
infinidad de maneras a lo largo de la carta: “en Cristo Jesús ….., por la sangre de
Cristo..”, anulando en su carne la Ley., “por medio de la cruz” ., “siendo piedra
angular el mismo Cristo Jesús., en quien también vosotros sois edificados para
morada de Dios en el Espíritu”. (Verso 18)”
La consideración general de esta carta, está en el versículo 13: “Ahora, en Cristo
Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre
de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz”. Podemos reflexionar que las
expresiones de este hermoso pasaje paulino, son de las más bellas de todas sus
cartas. San Pablo usa las expresiones antes estaban lejos”, “han sido
acercados”, es el “estar lejos” y “estar cerca,” inspiradas probablemente en Isaías
57:19. con las que son designados los gentiles (“lejos” del Seor y de la salud) y los
judíos. El “acercamiento” entre los dos pueblos, y de uno y otro con Dios: “con Dios
en un solo Cuerpo” , lo realiza Jesucristo mediante el derramamiento de su por la
sangre de Cristo..”, “por medio de la cruz” . Fue Jesucristo, explica San Pablo
quien “derrib el muro de separacin” entre ambos pueblos, “derribando el muro
de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley”,
haciendo “en sí mismo de los dos (pueblos); “un solo Hombre nuevo”
Así agrupados, suprimida toda división, lo mismo judíos que gentiles, tenemos
gracias a Cristo acceso al Padre; “Porque por medio de Cristo, todos sin
distincin tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu”.
10. EL VERDADERO PASTOR, SE PREOCUPA POR TODO SU
REBAÑO
El Evangelio de hoy, Mc 6,30-34, nos presenta el encuentro de los apóstoles con
Jesús al regreso de su misión Los apóstoles son invitado por Jesús a un jornada de
descanso, y esta pausa de las tareas apostólicas consiste en estar con Él
disfrutando de su intimidad. Sin embargo, la caridad del “Buen Pastor” es la norma
decisiva del actuar de Jesús; ante la presencia de una multitud que están “como
ovejas sin pastor” Jesús se compadece e interrumpe el descanso antes incluso de
comenzarlo, un buen pastor cuida a su rebaño y preocupa por sus ovejas en todo
momento. Pero el Señor, sabe que lamentablemente tiene malos pastores, que
dispersan a las ovejas porque buscan sin interés, como nos explica la Primera
Lectura, del libro de Jeremías 23,1-6, y así entonces, los discípulos de Jesús deben
compartir la misma compasión y la misma solicitud del Maestro por la multitudes que
están como “ovejas sin pastor”.
EVANGELIO Mc 6, 30-34
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo
que habían hecho y enseñado. Él les dijo: “Vengan ustedes solos a un lugar
desierto, para descansar un poco”.
Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los
reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron
antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció
de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Palabra del Señor.
11. EL PASTOR LLEVA A SU REBAÑO AL DESCANSO
San Marcos, no relata la vuelta de los dos apóstoles, de esta primera salida en
misión de a dos. A su retorno le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Los
apóstoles, van mostrándole al Señor, su lealtad y su respeto a él como Maestro,
fueron enviados a un ministerio y emplearon un tiempo prudente en su cometido,
vuelven a quien les envía y le dan cuenta de todo lo que han hecho y enseñado.
Cristo les quiere proporcionar unos días de descanso. Por eso les lleva a un “lugar
desierto” para descansar un poco: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto,
para descansar un poco”. Jesús observa la gran alegría que muestran sus
discípulos por la misión, el interés por aprender más y el deseo de enseñar, por eso
los lleva a “Retiro”. El Seor se retira a un lugar desierto, es decir a un lugar sencillo,
tranquilo, lejos de lo mundano. El Señor invita al descanso a los que trabajan de
palabra y obra por él. Jesús sabe de esta necesidad humana.
El evangelio explica el descanso a sus discípulos, con estas palabras: Porque era
tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer”. Las gentes
no les dejaban solos, ni aún después de su trabajo misional, especialmente intenso:
las gentes venían a Cristo. San Marcos, nos describe esta premura de las grandes
cantidades de gentes como las “turbas”, pues eran muchos los que iban y venían, y
ni espacio les dejaban para comer”. Acaso estas multitudes que vienen en esos
momentos puedan ser un indicio del fruto de la “misin” apostlica de la cual
regresaban los apóstoles. A fin de lograr este descanso, se fueron a un retiro. Se
embarcaron para ir en dirección a un lugar desierto.
Los discípulos no se retiraron solos, iban acompañados por Jesús. Subieron a una
barca y pasaron a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron y de
todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. El
hecho de llegar antes que Jesús, yendo a pie, manifiesta que no fueron al otro lado
del lago, sino que a un lugar cercano y talvez por la misma ribera, y al que por tanto
podían llegar antes los que iban a pie.
Que sigan de esta forma a Jesús, muestra la fe de las gentes. Los que seguían al
Señor, eran personas sencillas, por tanto lo hicieron a pie, posiblemente con poco
alimento y muy fatigados, dando a conocer cuánta solicitud ponen en cuidar de su
salvación. Los fariseos no alimentaban al pueblo, sino que le devoraban como lobos
rapaces; por esto se reúnen en torno a Jesús, verdadero Pastor que les da el
alimento espiritual, esto es, la palabra de Dios.
12. PORQUE ERAN COMO OVEJAS SIN PASTOR
Al desembarcar vio Jesús una gran muchedumbre y se compadeció de ellos,
“porque eran como ovejas sin pastor.” Esta expresin aparece en el ambiente bíblico
(Núm 27:17; 1 Re 22:27; 2 Par 18:16; Ex 34:5). Pero este relato, puesto en el
evangelio, tiene, sin duda, una evocación de valor mesiánico. En el Antiguo
Testamento, el pueblo había sido comparado a un rebaño, y el Mesías al pastor.
Dios dice en Ezequiel: “Suscitaré para ellos un pastor único, que las apacentará. Mi
siervo David (el Mesías), él las apacentará, él será su pastor” (Ez 34:23). Y Cristo,
en la última Cena, se identificó con el pastor, y los apóstoles pueblo con el
rebaño, conforme a la profecía de Zacarías (Zac 13:7). Y se proclamó el Buen
Pastor; “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.” (Jn 10;11).
Jesús se nos muestra en todos los Evangelios, como la expresión plena del amor
por los hombres. Su carácter esta lleno de sentimientos por todos y cada uno de los
hijos de Dios. El siente una profunda pena y lástima por la desgracia o por el
sufrimiento ajeno. El nunca deja de conmoverse, siempre nos enseña esa natural
inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y
sufrimientos, siempre motivado por un autentico sentimiento de afecto, cariño y
solidaridad, como lo hace ahora hacia aquella gente que estaba cansada y
hambrienta, por querer estar en su compañía, es así como sintió una gran
compasión y les estuvo regalando sus bellas enseñanzas por largo rato.
Dios, tiene una gran ilusión con todos nosotros, esta es que tengamos la manera de
ser con todos sus hijos como la que tuvo Jesús con sus hermanos, que siempre se
preocupo de ellos incluso hasta de la necesidad del descanso. El corazón de un
apóstol, no puede permanecer indiferente ante las necesidades de sus hermanos,
sean estas espirituales o de otra índole. Sepamos como Jesús, mirar alrededor
nuestro y veremos que hay mucho que necesitan oír una palabra de esperanza y
que les hablemos del amor del Padre.
El Señor, espera de nosotros, un corazón compasivo, no dejemos de acudir en
auxilio del que necesita, no dejemos de ayudar a los más necesitados por largo rato.
Un buen Pastor, nunca abandona a su rebaño, y si se le pierde una oveja, la busca
hasta encontrarla produciéndole una alegría inmensa: "Alegraos conmigo, porque he
hallado la oveja que se me había perdido." (Lc 15, 6)
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Muchas veces dijo Jesús a la gente: “El que tenga oídos, que oiga”.
Reflexión a las Lecturas del Domingo XVI Ciclo B
Fuentes Bibliograficas y de estudio para esta reflexion:
Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jersusalén, versión para Estudio
Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel
de Tuya, O. P, de los comentarios a las Epístolas Paulinas, por Lorenzo Turrado y
de la Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.
www.caminando-con-jesus.org
caminandoconjesus@vtr.net