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Día litúrgico: Jueves XIX del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 18,2119,1): () El Reino de los Cielos es semejante
a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue
presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con que pagar, ()
movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la
deuda.
»Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía
cien denarios; le agarr y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’. Su
compaero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te
pagaré’. Pero él no quiso, sino que fue y le ech en la cárcel, hasta que pagase lo
que debía (). Su seor entonces le mand llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te
perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también
compadecerte de tu compaero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Sin Dios no hay perdón
Hoy nos encontramos con los límites de nuestra fuerza para curar, para superar el
mal. Nos encontramos con la prepotencia del mal, a la que no conseguimos
dominar sólo con nuestras fuerzas. Esto es: sin Dios no hay perdón; y, sin perdón
no hay curación. No en vano el tema del "perdón" aparece continuamente en todo
el Evangelio.
Al siervo despiadado —un alto mandatario del rey— le había sido perdonada la
increíble deuda de diez mil talentos; pero luego él no estuvo dispuesto a perdonar
la deuda, ridícula en comparación, de cien denarios que le debían. Superar la culpa
exige el precio de comprometer el corazón; y aún más, entregar toda nuestra
existencia. Y ni siquiera basta esto: sólo se puede conseguir mediante la comunión
con Aquel que ha cargado con todas nuestras culpas.
—Señor, cualquier cosa que debamos perdonarnos mutuamente es siempre bien
poco comparado con la bondad con que tú perdona a todos.
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