XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
ENIGMÁTICO ANUNCIO
Padre Pedrojosé Ynaraja
En nuestra vida social, mis queridos jóvenes lectores, protegemos con frecuencia y totalmente
nuestra interioridad, hasta convertirnos en personajes enmascarados. No os extrañe como os
lo diga, espero que no lo considerareis un exabrupto. Hoy en día, cuesta menos desnudarse
corporalmente, que hacerlo espiritualmente. Dicho de otra manera: le es más fácil a muchos
acudir a una playa nudista, que explicarse a un consejero espiritual, sea sacerdote o no.
Exponer sus derrotas, crisis y pecados, pero también sus ilusiones, proyectos, logros y
cualidades, sin hacerlo presumiendo, resulta para muchos harto difícil. No obstante, ello y de
que pueda no ser cosa moderna, la sinceridad radical y honesta, es necesaria.
No me voy a referir hoy a aspectos negativos. La gente sencilla y los que acompañaban al
Señor, han visto el prodigio de la multiplicación de panes y peces. Se han aprovechado, han
quedado contentos y asombrados, pero otros, que lo observan desde la barrera y están
dispuestos y deseosos de desacreditar a Jesús, analizan, desmenuzando, sus palabras. Ha
dicho que ha bajado del Cielo, que es pan, pero ellos saben muy bien que es considerado el
hijo de José. Evidentemente, se comporta como un embaucador. El Señor es consciente de
sus comentarios intrigantes. Ha llegado, pues, el momento de tomar el toro por las astas. Con
atrevida sinceridad, pese a que les moleste. Se descubre a sí mismo, aunque les incomode.
Les dice que no le critiquen, que no lo hagan, porque nadie puede acercarse a Él, entenderle,
si no es enviado por su Padre-Dios y, para colmo, anuncia que quien lo logre resucitará.
¿Cómo se atreve a hacerlo, aquel que ellos consideran es un don nadie?
Añade que el Padre que le envía es únicamente conocido por Él. Este lenguaje provocativo, es
el que se merecen. Para que estén seguros de su calidad, superior a la de cualquier otro
profeta, les recuerda que los que comieron el maná murieron, pero el que le coma a Él, no
morirá. Consideran estos judíos petulantes, que semejantes palabras son pura insolencia. No
retira las palabras que ha pronunciado. Por honestidad y coherencia, no lo puede hacer. Y,
vuelvo a repetir, no lo dice por chulería, es imperativo de conciencia, se ha desprendido de las
apariencias, se ha desnudado espiritualmente, y con tal proceder, empieza a perder protección.
Estos iniciales enemigos se irán multiplicando y acumulando, Él no cambiará, no puede
cambiar, ni ocultar su identidad.
Id pensando en todo esto y preguntaos si sois valientes y nunca ocultáis vuestra Fe. Es una
gran riqueza la Gracia, pero según donde y con quien, os acarreará inconvenientes y
dificultades. Ya lo sabéis, en según qué sitios, dar testimonio cristiano, supone ir a la cárcel o
hasta ser condenado a muerte y no por ello renuncian nuestro hermanos cristianos de diversos
países. Cálculos de expertos, dicen que dada cinco minutos muere un cristiano mártir.
Debemos estar satisfechos de que en nuestra actualidad, tantos contemporáneos nuestros
sean así de valientes.
Se interrumpe bruscamente el relato, la liturgia nos reserva para el próximo domingo la actitud
y respuesta que da San Pedro en nombre de todos. Ya lo comentaremos.