"El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza… a un poco de levadura”
Mt 13, 31-35
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. "HABLARÉ EN PARÁBOLAS".
Jesús quiere hablarnos en parábolas, a través de sencillas comparaciones, quiere
revelarnos el misterio del Reino de los Cielos, pero quiere hacerlo actual en la vida del las
gentes, por eso compara cosas que para el pueblo eran muy conocidas como el grano de
mostaza y la levadura.
El Señor busca que la misma gente descubra el misterio. Los ejemplos que nos pone Jesús,
están siempre vivos en nosotros, especialmente porque nos exige a nosotros mismos tomar
conciencia de lo que ser cristiano, es así como no solo debemos tener oídos atentos a las
parábolas, además debemos tener preparado el corazón para comprender la sensibilidad
de la enseñanza y alejar toda soberbia en nosotros para aceptarla.
La sutileza de la parábola, y me refiero a la delicada, suave e interesante forma que utiliza
Jesús para penetrar en nuestro corazón, nos invita a rechazar los estilos de vida
conducentes al pecado, especialmente a aquellos que son productos de la soberbia, la
envidia, la ira, la vanidad, el egoísmo, sentimientos que nutren la forma mas desvergonzada
de vida del hombre.
Es entonces en consecuencia, la parábola, una perfecta enseñanza de moral cristiana,
sepamos descubrir en ella el llamado de salvación y conversión a Dios.
2. EL REINO DE LOS CIELOS
Jesús propuso a la gente esta parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de
mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, ésta es la más pequeña de las
semillas….
Jesús emplea este término que era usual en los judíos para comparar las cosas pequeñas,
y lo hace así, para decir que el Reino de Dios comenzó modestamente y luego se expandió
con gran vigor, igual que la semilla de mostaza o la levadura.
3. LAS COSAS SENCILLAS Y HUMILDES
En las cosas sencillas y humildes siempre Dios pone la esperanza en sus hijos, y emplea
medios sencillos para llegar hasta él, así fue también como eligió a una humilde y sencilla
mujer para encarnar a su Hijo, y en un humilde pesebre fue a nacer, así también se nos
hace presente Cristo en la Eucaristía , en pedacito de pan y en un poco de vino, signos de
gran sencillez.
Sin embargo a los hombres nos gustan las cosas grandiosas, con exigentes preparativos,
especialmente cuando no conocen bien a Dios. Sin embargo Dios no esta interesado en
que emprendamos grandes obras para demostrarle nuestro amor, pero nos acoge con
cariño con tan solo serle fiel en todo momento.
Una buena enseñanza es nuestra Iglesia, que nació modestamente, con hombres de
condición humilde, que habían sido pescadores, y hoy esta por todo el mundo, y pueblos de
diferentes costumbres, idiomas y razas la acogen y la engrandecen.
4. NO ES NECESARIO HACER "GRANDES COSAS"
Demos gracias a Dios, porque para que su Reino eche raíces en nosotros, en nuestros
corazones, no será indispensable hacer grandes cosas, ni tampoco pensar en hacer
grandes empresas, porque lo que verdaderamente interesa es serle fiel en las cosas
cotidianas.
Refiriéndose a san José, decía Pablo VI: la santidad se va realizando minuto a minuto,
haciendo lo que Dios quiere. “san José es la prueba de que, para ser bueno y auténtico
seguidor de cristo, no es necesario hacer "grandes cosas", sino practicar las virtudes
humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas”
5. “ LA LEVADURA FERMENTO TODO”
Luego Jesús nos enseña a través de un parábola hogareña, “la levadura fermento todo”,
para que nosotros podamos ser como ella, corrompiendo lo que nos hace cómodo, lo que
no nos hace crecer, y para que comprobemos la eficacia de los Evangelios, del mismo
modo como la levadura fermenta la masa, el mensaje del Evangelio nos fermenta a
nosotros, del mismo modo como la levadura penetra en la masa, lo hace el Evangelio en los
hombres.
Del mismo modo como se transforma la semilla, también la Palabra del Señor es levadura
para transformarnos, así nos quiere decir Jesús como es el Reino de Dios, con fuerza y
vigor para extenderse y fermentar y transformar el mundo.
Innegablemente, la predicación de los Evangelios, Palabra de Dios, es la levadura capaz de
transformar los hombres y todos de alguna forma estamos llamados a ser levadura, en
nuestro lugar de trabajo, estudio, ambiente social o familiar, pero no esa levadura que
corrompa, sino aquella que ayude a levantar la masa y fermente con el Evangelio.
Cristo Jesús viva en sus corazones