A quién iremos…
El cristianismo no se pregunta por el a dónde, sino por el a quién. Pedro
cuando interrumpe a Jesús no le dice a dónde iremos, sino a Quién iremos.
El cristianismo es una persona, no doctrinas, no razones, no ritos. Es Jesús.
Descubrirlo y seguirlo constituye la esencia de nuestra fe, la razón última de
nuestra esperanza, la fuerza invencible de nuestro amor. Es tarea personal
y tarea comunitaria. Por eso Pedro lo dice en plural.
También el cristianismo es opción. Josué (primera lectura) pone a su pueblo
contra la pared. ¿A quién quieren servir? Hoy se nos presenta un mercado
al por mayor y al detal en las opciones religiosas. Las hay de todo sabor,
índole, color, ritmo, involución y snobismo. O nos hablan de un dios remoto
o de un dios cósmico. Nos niegan la posibilidad de un Dios personal,
cercano, conversable, amigo.
Pablo (segunda lectura) ubica la opción dentro de un contexto amado,
elegido, predilecto de Dios que es la Iglesia. También aquí hay que optar.
Partimos del hecho sorprendente de que Iglesia es igual a “Nosotros”, es la
comunidad de los creyentes. Está compuesta de pecadores y tiene pecado.
Pero está asistida de Dios. No es la Iglesia de los perfectos, pero es la
Iglesia de la santidad. Amarla y construirla es nuestra tarea.
Estamos llamados a la libertad. Los israelitas habían sido liberados de
esclavitudes, de faraones, de prejuicios y tentaciones de regresar al pasado.
Josué los declara libres. ¿Libertad de qué? El cristianismo responde:
Libertad para Alguien y al servicio de Alguien. No para oponer a Dios en
contra de los demás, u ofrecerme la posibilidad de hacer lo mío, sino para
forjar mi vida en donación total al servicio de los demás.
Cochabamba 26.08.12
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com